domingo, 14 de agosto de 2011

Testimonio de una familia de acogida. Parte I: La llegada de los peregrinos


El día 11 llegaban los peregrinos a Salamanca. ¿Qué sabíamos de ellos? Que eran jóvenes canadienses que venían a participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) con el Papa en Madrid. No era mucho, pero queríamos aportar nuestro granito de arena en la visita del Papa, pues nuestro hijo también había sido acogido cuando fue a la JMJ de Colonia 2005.

Fuimos con los coches a recogerles al lugar indicado, se retrasaron cuatro horas respecto al horario previsto, pero la espera mereció la pena. Pudimos ver cómo llegaban otros peregrinos de Francia, de Hong-Kong, de Colombia, de Tahití... compartir la emoción de la llegada con otros voluntarios y familias de acogida... Y, por fin, llegaron nuestros peregrinos. Un grupo de trece canadienses de origen chino, con una edad media de 22 años.

Candy, Janet y Shally fueron las chicas que nos asignaron en la parroquia. Unas chicas encantadoras, educadas y muy agradecidas.

Por la tarde noche, se organizó en nuestra parroquia unas dinámicas de presentación, con unos juegos, una oración y una cena compartida. Todas las familias de acogida llevábamos algo: tortilla de patata, queso, chorizo, salchichón y lomo ibérico de Guijuelo, empanada... Les encantó.

En este primer día pudimos comprobar que a pesar de la diferencia de edad, de idioma, de país, de costumbres... teníamos algo en común mucho más grande que cualquier divergencia, nuestra fe en Jesús. Es una alegría enorme vivir la comunión de los hijos de Dios.

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