miércoles, 5 de agosto de 2009

Michael D. O’Brien LA ÚLTIMA ESCAPADA (Libros Libres, mayo de 2009




Nathaniel Delaney dirige un modesto periódico local muy incómodo para el poder establecido. Sus páginas denuncian, incansables, la deriva del país hacia el totalitarismo, al imponerse a todos los niveles una ideología de apariencia benéfica y despiadada aplicación, incluso en la escuela. Cuando el gobierno decida eliminar ese foco de disidencia, la vida de Nathaniel y los suyos experimentará una tensión brutal e imprevista, que pondrá a prueba la solidez de los lazos familiares, de la amistad y del amor. Será el momento de tomar decisiones difíciles, tal vez dramáticas.
La acción del relato es trepidante, pero viene hoy a colación porque constituye una detallada profecía de lo que supone el adoctrinamiento educativo bajo la forma de Educación para la Ciudadanía. Cuando uno está leyendo el libro no deja de asombrarse ante retratos actuales escritos por un canadiense hace ya diez años.

No voy a desvelar al lector la trama del libro, pero sí confiarle las dos ideas principales que me ha suscitado su lectura.
La primera de ellas es que la falta de una reacción inmediata ante la amenaza deviene en una ceguera ante ésta. La prudencia, el conformismo, la pasividad, las componendas, están dando lugar a una convivencia inconsciente con el adoctrinamiento.

La segunda idea es que, por fortuna para él, al protagonista del libro le persigue la policía que vela por el pensamiento “políticamente correcto” y provoca su reacción. El problema es que en España todavía no sufrimos ese acoso físico y muchos que en otro tiempo eran vigías de la libertad están ahora más preocupados en sortear la situación que en alertar a la población ante este ataque sibilino pero imparable.

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