El descenso en el número de
nacimientos
es una constante en nuestro país desde 1975. Y en 2015, según los datos
definitivos que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística
(INE), nacieron en España solo 420.290 niños, la cifra más baja desde
2002. Esta tendencia se acentúa en el primer semestre de 2016 respecto
del año pasado.
Con los datos en la mano, las tablas provisionales correspondientes al
primer semestre de 2016, que también se publicaron ayer, indican que en
los primeros seis meses de este año a punto de acabar, el número de
nacimientos se redujo un 4,6%, continuando la tendencia decreciente que
se había iniciado desde 2008.
«Se agudiza la caída en la tasa de nacimientos sobre todo por el imparable descenso del número de mujeres fértiles. Aunque el
índice de fecundidad
ha aumentado incluso un poco, hasta situarse en 1,33 hijos por mujer,
no compensa los pocos nacimientos que hubo en los años 90, y por tanto
el menor número de mujeres en edad de tener hijos que hay ahora mismo. Y
aún vendrán datos peores en los próximos 10 años», explica a ABC
Antonio Argüeso, subdirector de
Estadísticas Sociodemográficas del INE. Otro dato que consolida esta tendencia a la baja es el de la edad media a la
maternidad, que ha aumentado dos años en las últimas dos décadas, pasando de los 29,9 años en 1995 a los 31,9 años en 2015.
Por regiones, los datos del primer semestre de 2016 muestran que el
número de nacimientos aumentó solo en cuatro de las 17 autonomías, así
como en la ciudad autónoma de Ceuta. Baleares (un 1,5%), Ceuta (0,8%) y
Principado de Asturias (0,6%) fueron las que registraron los mayores
incrementos en el número de nacimientos, mientras que Cataluña (–9,0%),
la ciudad autónoma de Melilla (–7,4%) y Aragón (–6,0%) fueron las que
presentaron los mayores descensos.
Saldo vegetativo negativo
El
descenso general de los nacimientos en 2015, unido a un notable aumento de la
mortalidad
en los primeros meses de ese año, hizo que el pasado fuese –con datos
ya definitivos– el primer año en el que en nuestro país se registrase un
saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones)
negativo. «El dato se esperaba para 2017, pero se adelantó por el
aumento de la mortalidad en el primer semestre de 2015», reconoce
Argüeso.
Los datos provisionales del primer semestre de 2016 no indican, sin
embargo, que vaya a repetirse esta fotografía negativa. Y es que
mientras en los primeros meses de 2015 la mortalidad creció más de lo
habitual, en el primer semestre de 2016 el número de
defunciones,
por el contrario, bajó en un 7,8%, por lo que es previsible que 2016
vuelva a recuperar el saldo vegetativo positivo, aunque por un margen
exiguo. De hecho, el crecimiento vegetativo de la población presenta un
saldo negativo de 12.998 personas durante la primera mitad del año 2016.
Y en los segundos semestres del año suele ser habitual que mejoren las
tasas anuales de nacimientos.
En cualquier caso, desde el
Instituto Nacional de Estadística
destacan que los datos publicados ayer alcanzan su verdadero valor
cuando se les añaden los flujos migratorios. Es entonces cuando podemos
hablar de si un país ha perdido realmente población o no. Por eso,
países como Alemania llevan 30 años con saldo negativo, pero creciendo
en población. Sin ir tan lejos, en España, comunidades como Aragón
registran también desde hace tres décadas más muertes que nacimientos,
pero crece en población.
Otro tema sería el caso de Asturias, región en la que según los datos
del INE mueren el doble de personas de las que nacen. «Es el caso más
extremo de
declive demográfico. Tiene una población que
no se regenera porque la gente se ha ido a otras comunidades. Al igual
que Galicia o el norte de Castilla y León, presenta porcentajes muy
altos de
población envejecida y de ámbito rural que no
se compensan con los flujos migratorios. De no cambiar la tendencia, en
15 años Asturias va a perder el 11% de sus habitantes», adelanta
Argüeso.
Otro dato que se conoció ayer fue el de la evolución de los
matrimonios. Y también aquí se confirmaron tendencias, aunque con
altibajos.
Caen los matrimonios
Durante el primer semestre de 2016 se registraron 68.560 matrimonios,
según datos provisionales, lo que supone una variación negativa del
2,7% respecto al mismo periodo de 2015, año que sin embargo registró un
aumento de los enlaces conyugales del 3,9%.
Una de las explicaciones a estas fluctuaciones en el número de
matrimonios,
que descienden ahora cuando en el conjunto de 2014 y 2015 volvieron a
crecer, se debería, según Argüeso, a que «las parejas que habían ido
retrasando su enlace por la crisis se animaron con los primeros indicios
de recuperación económica. Y ahora volvemos a un suave descenso que es
la tendencia dominante», añade. Donde parece que no hay fluctuaciones es
en la caída del número de
matrimonios católicos. En el
primer semestre de 2016 han sido en torno a las 15.000 uniones, solo un
23% del cómputo total, mientras que en 2015 fueron el 29,8% y en el año
2001 el 73,1%.
Alejandro Carra. ABC/Alfa y Omega
Fecha de Publicación: 14 de Diciembre de 2016