lunes, 3 de mayo de 2010

El Papa llega a Turín para venerar la Sábana Santa


El Papa Benedicto XVI llegó este domingo a Turín, la capital de la región italiana del Piamonte, para venerar la Sábana Santa, el lienzo en el que según la tradición fue envuelto el cuerpo de Cristo (aunque algunos expertos cuestionen su autenticidad), y que se podrá ver de nuevo en la catedral de Turín hasta el próximo 23 de mayo, 10 años después de la última exposición pública.
Durante la misa que el Pontífice presidió en la Plaza de San Carlo de Turín, donde se congregaron unas 25.000 personas, Benedicto XVI animó a los sacerdotes y diáconos a continuar su labor pastoral porque a veces un trabajo "en la viña del Señor puede ser laborioso" y "los problemas no faltan".
El Papa centró su homilía en el Evangelio de San Juan y en el "mandamiento nuevo" del que habló Jesús: "Como yo os he amado, así amaros los unos a los otros".
Recordó que "siempre hay en nosotros una resistencia al amor y en nuestra existencia hay muchas dificultades que provocan divisiones, resentimientos y rencores. Pero el Señor ha prometido estar presente en nuestra vida, haciéndonos capaces de este amor generoso y total, que sabe vencer todos los obstáculos".
Sin abandonar el amor a Dios, subrayó que la Iglesia de Turín es "generosa y activa, empezando por sus sacerdotes. Dándoles el nuevo mandamiento Jesús les pide vivir su propio amor, que es el signo creíble, elocuente y eficaz para anunciar al mundo la venida del Reino de Dios".

Pienso en particular en cuantos viven su existencia en condiciones de precariedad, a causa de la falta de trabajo, de la incertidumbre por el futuro, del sufrimiento físico y moral, pienso en las familias, los jóvenes, las persona ancianas que viven a menudo la soledad, en los marginados, en los inmigrantes", dijo.
El Pontífice subrayó que sin embargo, "no estamos solos, Dios ama a cada uno sin distinción y está cercano a cada uno con su amor, que hace posible afrontar, vivir y superar la dificultad de los problemas cotidianos".
Exhortó también a las familias a vivir las dimensiones cristianas del amor en las simples acciones cotidianas, en las relaciones familiares superando divisiones e incomprensiones, a cultivar la fe que hace más fuerte la comunión".
Aludió asimismo a las autoridades a las que pidió la colaboración para "perseguir el bien común y convertir la ciudad en más humana y habitable pues es un signo del pensamiento cristiano sobre el hombre que no va jamás contra su libertad, sino a favor de una mayor plenitud que sólo en una 'civilización del amor' encuentra su realización".
Benedicto XVI mencionó la Sábana Santa, una "esperanza estupenda, fuerte, sólida" para la Iglesia porque comunica el mensaje del sufrimiento de Cristo, que anticipa el momento "en que también para nosotros, cada lágrima será enjugada, y no habrá más muerte, ni luto, ni lamento, ni angustia".

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