En este momento, la ciudad de Aleppo está bajo asedio y totalmente dividida. El 40% de la población cristiana ha huido. Sin embargo, no hace muchas semanas, acogió un encuentro muy significativo, por el testimonio de esperanza cristiana que supuso en medio del conflicto. Nada menos que 850 jóvenes católicos se unieron, el 28 de julio, en el centro George y Matilde Salem de los salesianos, para un encuentro paralelo a la Jornada Mundial de la Juventud. Les acompañó, junto a otros tres obispos, monseñor Boutros Marayati, obispo católico armenio. Al término, monseñor Marayati comentó a la agencia Fides su sorpresa «al ver a tantos jóvenes sin miedo, en una ciudad marcada por la guerra. Todos daban testimonio de una paz interior que es un regalo del Señor». Para muchos de estos jóvenes, los años de conflicto han supuesto una llamada a un mayor compromiso, «a consagrarse al Señor en la oración y en el servicio a los demás», pues gracias al sufrimiento han adquirido «una mirada más lúcida y profunda sobre lo que puede salvar y redimir sus vidas, en todas las situaciones. Se ha reforzado la percepción de la ternura de Jesús por cada uno». Algo que no es baladí para nadie, y que adquiere un significado especial para la generación de la que, en gran medida, dependerá la reconstrucción del país.
alfayomega.es
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