lunes, 26 de agosto de 2013

Una homilía del cardenal Bergoglio que programa su visión de la Iglesia

El 9 de noviembre de 2009, durante la Misa de apertura de la 98º Asamblea General de la Conferencia Episcopal Argentina, el cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia, pronunció una homilía que prefigura ya las grandes líneas de su pontificado, sobre todo, las grandes líneas sobre la Iglesia en América Latina, mismas que trazó tanto en la conferencia que el Papa Francisco sostuvo con los obispos de Brasil como en la coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
 
Pastores como hombres de convocatoria
 
La homilía en cuestión fue preparada por el entonces cardenal Bergoglio y pronunciada en la catedral Primada de Argentina, en Buenos Aires.  Ahí, tras rememorar las lecturas del día -Ezequiel 47:1-2, 8-9,12 y Juan. 2: 13-22-, introduce tanto el tema de “la contemplación del Templo como lugar de la presencia de Dios, fuente de bendiciones y fecundidad en la fe”, como el de la necesidad de purificar el templo de la mundanidad: “Jesús los echa (a los cambistas) porque profanan el Templo e impiden, con su clerical hipocresía, el encuentro del pueblo con su Señor. No son hombres de Dios, sencillamente son mundanos”, dijo el cardenal Bergoglio.  
 
Y más adelante agregó, en referencia a los obispos argentinos presentes en el acto: “A nosotros, pastores, se nos pide fomentar y custodiar este encuentro. Se nos pide ser hombres de oración y penitencia para que nuestro pueblo fiel pueda encontrarse con Dios; hombres de convocatoria con actitudes de humildad y servicio”.
 
La Misa de apertura de aquella Asamblea sirvió al ahora Papa Francisco para delimitar la necesidad que tiene el pueblo de Argentina, pero, también los de América Latina de que haya pastores “dedicados a esta tarea de provocar y cuidar el encuentro con Dios y bien sabemos que, en este trabajo por el Reino, estamos asediados por tantas tentaciones de mundanidad”.
 
Aparecida: el encuentro con Jesucristo Vivo y con su Madre santísima
 
Al traer a la homilía una anécdota de autocrítica de San Gregorio Magno hablando del ministerio pastoral, el cardenal Bergoglio invitaba a los prelados argentinos a “abrir nuestro corazón a la misericordia del Señor para servir mejor y ayudar al encuentro de Dios con su pueblo, para esforzarnos por mantener abiertas las puertas del Templo del que fluye el agua vivificante y salvadora”.
 
Dos años y medio antes, en Aparecida, con ocasión de la Quinta Asamblea General del CELAM, el propio cardenal Bergoglio había protagonizado, junto con los obispos del continente y del Caribe una nueva presencia de la Iglesia en la historia del “continente de la esperanza”.  Y en esta homilía, tanto como en los encuentros en Brasil, el Papa Francisco se preocupó por reafirmar las líneas de Aparecida.
 
En aquel noviembre de 2009, el cardenal de Buenos Aires recordaba que “Aparecida nos pide que nos encontremos con Jesucristo Vivo y sirvamos a nuestro pueblo fiel en ese encuentro. Ésta ha de ser fundamentalmente nuestra conversión pastoral que nos lleva a alejar de nosotros actitudes caducas que impiden la entrada al Templo”.
 
Recordando que uno de los temas de Aparecida fue, justamente, la conversión pastoral de la Iglesia en América Latina, el arzobispo Bergoglio subrayó que “Jesús nos llama a ser pastores de pueblo y, si se lo pedimos, nos librará de la tentación de convertirnos en mundanos, en clérigos de estado. Él camina con nosotros, entra al Templo con nosotros; en su compañía tenemos la certeza de que no nos va a echar.
 
Y, junto a Él, está su madre, recordó el cardenal Bergoglio a los obispos argentinos.  Y con el texto de Aparecida en la mano, constató su profunda devoción mariana, tanto de él como de todo el continente americano, pidiéndole “que nos enseñe a salir de nosotros mismos en camino de sacrificio, amor y servicio, como lo hizo en la visitación a su prima Isabel, para que, peregrinos en el camino, cantemos las maravillas que Dios ha hecho en nosotros conforme a la promesa”.

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