Ya han pasado más de 3 semanas desde que el papa Francisco hablase a los jóvenes en la playa de Copacabana de Río de Janeiro. Monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, nos cuenta su experiencia como testigo de la primera JMJ en América Latina y la primera que preside Francisco.
religionconfidencial.com
¿Cómo resumiría su experiencia en la JMJ de Río de Janeiro? ¿Con quién viajó? ¿En qué actos participó? ¿Cómo vio a los jóvenes peregrinos?
He participado en la JMJ de Rio de Janeiro acompañado por diez jóvenes de San Sebastián, integrado en el grupo del Departamento de Juventud de la CEE. La primera semana — la llamada 'semana misionera'— estuvimos acogidos en una parroquia de la periferia de la diócesis de Campo Olimpo, en el extrarradio de Sao Paulo.
Difícilmente olvidaremos la forma en la que fuimos recibidos por las familias en aquellos barrios pobres y humildes. Me atrevería a decir que para muchos jóvenes esta experiencia de acogida hospitalaria, ha podido llegar a ser tan renovadora, como la que la siguiente semana tuvo lugar en Rio de Janeiro. En cualquier caso, está claro que desde la JMJ de París (en la que se inició esta experiencia de acogida previa en las diócesis), se trata de un momento fuerte de la JMJ, complementario de la pedagogía del gran encuentro con el Papa. El peregrino a la JMJ integra así dos experiencias complementarias: la gran iglesia y la iglesia doméstica... ¡No puede existir la una sin la otra!
Ya en Rio de Janeiro, una de las actividades principales fue la de impartir las catequesis a los jóvenes de habla española (cfr www.enticonfio.org/enticonfio104.pdf). El comentario generalizado entre los obispos catequistas ha sido que los jóvenes a los que nos dirigíamos mostraban un deseo muy grande de profundizar en el mensaje cristiano. Era notorio que el YouCat había hecho un gran servicio en la pastoral juvenil, en lo que al aspecto formativo se refiere.
La participación en los actos generales tenía el gran atractivo del primer encuentro del Papa Francisco con los jóvenes. A tenor de la espontaneidad del encuentro, bien podría parecer que aquellos tres millones de jóvenes y el Papa Francisco hubiesen sido viejos conocidos... Y en realidad, en el misterio de la Iglesia, lo eran... Desde el primer momento asistimos al encuentro con un padre querido, en el que se visualizaba la paternidad del Dios misericordioso.
¿Pudo hablar con el papa Francisco durante su estancia en Brasil? ¿Qué le dijo? ¿Qué le han parecido las intervenciones del papa en estas jornadas?
En la JMJ de Rio de Janeiro asistimos más de setecientos obispos de todas las partes del mundo. Nada debía distraerle al Papa de su encuentro con los jóvenes, y por lo tanto no era momento de que los obispos nos encontrásemos personalmente con él. Aun así, hay que decir que esta JMJ nos ha dejado tres momentos de encuentros episcopales de gran calado: el que tuvo lugar en la catedral el sábado por la mañana, el encuentro con el episcopado brasileño, y el encuentro con los obispos de CELAM. ¡Atentos al mensaje del Papa en estos tres encuentros episcopales!
Con respecto al encuentro del Papa con los jóvenes, me llamó la atención el carisma de su predicación, que se aproxima al género del predicador de los ejercicios espirituales, en el que se coloca al interlocutor ante la necesidad de dar una respuesta personal a la llamada de Dios.
Además de la figura del papa francisco ¿Qué otras figuras cree usted que han sido clave en esta JMJ (Kiko Argüello, mons. Javier Echevarría...)?
Al día siguiente de la clausura de la JMJ pudimos asistir al encuentro con el Camino Neocatecumenal. Con nosotros venían dos jóvenes que este próximo curso entran en nuestro seminario, y estaban deseosos de participar en ese acto en el que se visualiza la respuesta a la llamada de Cristo a dejarlo todo y a seguirle.
Gracias a Dios, creo que estamos en un momento de la vida de la Iglesia, en el que hemos aprendido a valorar todos los carismas... De hecho, las JMJ son un buen ensayo del encuentro gozoso y enriquecedor entre todos los carismas.
¿Una JMJ cada tres años? ¿No considera que es demasiado tiempo entre una y otra, que la juventud puede 'enfriarse'?
Yo lo veo de forma diferente. Creo que esos tres años de distancia son necesarios. El hecho de que entre Madrid y Rio de Janeiro hubiesen transcurrido tan solo dos años, ha pesado en la dificultad de movilización para los españoles.
Además, la dinámica de la JMJ no se agota en sí misma, sino que está llamada a inspirar las diversas iniciativas de la pastoral juvenil.
¿Qué nuevos proyectos y planes para su diócesis le ha suscitado su presencia en esta JMJ?
Ante todo y sobre todo, la necesidad de recibir el magisterio del Papa Francisco, con todo su potencial. Estamos ante una oportunidad única de mostrar la realidad atrayente del cristianismo ante muchos jóvenes a los que los medios de comunicación anticlericales han distorsionado el rostro de la Iglesia.
Por otra parte, debemos prepararnos con el tiempo suficiente, para potenciar nuestra participación en la próxima JMJ de Cracovia. Su cercanía geográfica, unida al atractivo por la canonización de Juan Pablo II y el acercamiento a las fuentes de la espiritualidad de la Divina Misericordia, son un buen reclamo.
En noviembre termina el Año de la Fe ¿cree usted que se apagará el ardor evangelizador que ha prendido durante este año en las diócesis españolas? ¿Qué habrá después?
El Año de la Fe está siendo un hito importante en la peregrinación de la Iglesia. Creo que se están cumpliendo objetivos, e incluso se están superando, por todo lo acontecido en el relevo del Papa Benedicto XVI por el Papa Francisco. Nadie hubiese pronosticado al inicio del Año de la Fe un revolcón tan grande en nuestra vida de fe. Está claro que las riendas de la Iglesia las lleva el Espíritu Santo, y que tenemos que confiar, por el simple motivo de que Jesucristo ama a su Iglesia muchísimo más que nosotros.
¿Qué grandes hitos le esperan a la Iglesia en España durante el próximo curso?
Este curso será testigo de una renovación de los cargos de la Conferencia Episcopal Española, comenzando por su presidencia. Si bien es cierto que la comunión entre los obispos es muy grande, y las convicciones son muy compartidas, no cabe duda de que los liderazgos pueden y deben de plantear nuevos caminos e iniciativas. Es importante que estemos abiertos a ello.
¿Cuándo cree que vendrá Francisco a España?
Algunos recuerdan que el quinto centenario teresiano se celebra en el 2015... Pero a estas alturas, ponernos a hacer pronósticos de este tenor, es tanto como entrar en el género del 'hablar por no callar'
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