sábado, 10 de septiembre de 2011

Continuación de testimonio en los días de las diócesis como familia de acogida



Continuamos con los testimonios de familia de acogida en Salamanca los días previos a la JMJ
El tercer día era el día del arciprestazgo. Actividades formativas y de reflexión compartidas con el resto de jóvenes peregrinos de la zona. Nosotros compartimos con ellos la misa de la tarde y nos emocionamos mucho, especialmente cuando el padrenuestro después de rezarse en latín se cantó en chino mandarín. ¡cómo no acordarnos de nuestros hermanos chinos que practican su fe de forma clandestina! El día terminó con un festival precioso.
A la mañana siguiente, hubo que madrugar mucho, pues era día de la diócesis y se celebraba en Alba de Tormes. En una arboleda, a orillas del Tormes, tuvo lugar una eucaristía alegrada con las múltiples banderas de los tres mil peregrinos que habían venido a nuestra diócesis de Salamanca. Nunca antes habíamos celebrado la eucaristía con gente de tan diversos países. ¡Qué paz y qué alegría sentíamos en nuestro corazón al compartir nuestra fe a pesar de las diferencias culturales, lingüísticas, raciales…!. Después, los peregrinos pudieron venerar las reliquias de Santa Teresa y visitar otras iglesias de este precioso pueblo. Hubo un gran alborozo en las calles, especialmente cuando una banda de música se puso a tocar y todos nos pusimos a bailar.


Por la tarde del domingo se rezaron las vísperas en la catedral de Salamanca y se realizó el mejor festival que nunca antes haya visto nuestra Plaza Mayor. Era una alegría desbordante la que sentíamos.
Ya p
Al día siguiente, día de la Asunción de Nuestra Señora, celebramos la eucaristía de envío a Madrid. Unas lágrimas caían por nuestros ojos. Estas chicas habían calado en lo más hondo de nuestro corazón y habíamos vivido una experiencia eclesial que nunca antes habíamos tenido.
Fuimos incomprendidos y criticados por nuestros vecinos por acoger peregrinos, pero eso nos hizo darnos cuenta de que tenemos que permanecer firmes en nuestra fe y que la Iglesia está viva.

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