sábado, 17 de septiembre de 2011

Benedicto XVI: "Ninguna vocación es una cuestión privada y mucho menos la del matrimonio”


 Al reunirse el Papa con sacerdotes y familias de la diócesis de Ancona (Italia) adonde llegó a clausurar el 25º Congreso Eucarístico Nacional, el Papa Benedicto XVI alentó a los matrimonios y a los sacerdotes a testimoniar el amor de Cristo centrando sus vidas en el sacramento de la Eucaristía.

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El Papa recordó que "ambos estados de vida hunden sus raíces en el amor de de Cristo (...) y están llamados a una misión común: dar testimonio de este amor y ponerlo al servicio de la comunidad".
Esta perspectiva, continuó el Santo Padre, "permite superar la visión reductiva que considera a la familia, como mera destinataria de la acción pastoral" cuando, en cambio, "es el lugar privilegiado de la educación humana y cristiana" y, por tanto, "el mejor aliado del ministerio sacerdotal".
Por otra parte, "la proximidad del sacerdote a la familia la ayuda a tomar conciencia de su realidad profunda y de su misión".
"Ninguna vocación es una cuestión privada y mucho menos la del matrimonio, porque su horizonte es la Iglesia entera. Se trata de saber armonizar e integrar (...) el ministerio pastoral, con el verdadero evangelio del matrimonio y la familia para una comunión activa y fraternal. Y la Eucaristía es el centro y la fuente de esta unidad que anima toda la acción de la Iglesia".
Benedicto XVI se dirigió luego y a los sacerdotes y les recordó que "por el don de la ordenación estáis llamados a servir como pastores a la comunidad eclesial, que es ‘familia de familias’ (…) Cultivad una profunda familiaridad con la Palabra de Dios (…) Él es vuestra casa y vuestro legado. De esto tenéis que ser testigos ante las familias (…) incluso en las circunstancias más difíciles".
Por ello los exhortó a ser "acogedores y misericordiosos, también con aquellos a los que les cuesta más cumplir con los compromisos del vínculo matrimonial y con los que, por desgracia, no lo han conseguido".
A los casados, el Papa dijo que "vuestro matrimonio se basa en la fe de que Dios es amor y de que seguir a Cristo es permanecer en el amor (…) Edificad vuestras familias en la unidad, un don que viene de lo alto y que alimenta vuestro compromiso en la Iglesia y en la construcción de un mundo más justo".
"Que vuestro actuar cotidiano –instó luego a todos los presentes– tenga en la comunión sacramental su origen y su centro (...) La educación en la fe de las nuevas generaciones también pasa a través de vuestra coherencia".
"Sed testigos ante ellas de la belleza exigente de la vida cristiana" y "para los que están confiados a vuestra responsabilidad sed un signo de la benevolencia y la ternura de Jesús: en El se hace visible que el Dios que ama la vida no es ajeno o distante de los asuntos humanos, sino que es el Amigo que nunca abandona", concluyó.

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