“Las familias cristianas con su vida doméstica, sencilla y alegre son escuelas de obediencia y ámbito de verdadera libertad”. Éstas han sido las palabras pronunciadas por el Papa Benedicto XVI esta mañana durante la misa a la que ha asistido el comité organizador del VI Encuentro Mundial de las Familias celebrado en México del 13 al 18 de enero.
En su homilía, el Santo Padre se ha referido a la obediencia a Dios: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”, que concuerda -ha dicho- con lo que nos dice el evangelio de Juan, a saber: “El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo, no verá la vida”.Y el Pontífice alemán ha proseguido: Así, pues, la Palabra de Dios nos habla de “una obediencia que no es simple sujeción, ni un simple cumplimiento de mandatos”, sino que “nace de una íntima comunión con Dios” y consiste en una “mirada interior” que sabe discernir aquello que “viene de lo alto” y “está por encima de todo”. Es fruto del Espíritu Santo que Dios concede “sin medida”.
“Nuestros contemporáneos -ha añadido- necesitan descubrir esta obediencia, que no es teórica sino vital; que es un optar por unas conductas concretas, basadas en la obediencia al querer de Dios, que nos hacen ser plenamente libres”.En este sentido, el Papa ha subrayado que, “las familias cristianas con su vida doméstica, sencilla y alegre, compartiendo día a día las alegrías, esperanzas y preocupaciones, vividas a la luz de la fe, son escuelas de obediencia y ámbito de verdadera libertad”.
Lo saben bien “los que han vivido su matrimonio según los planes de Dios durante largos años, como alguno de los presentes, comprobando la bondad del Señor que nos ayuda y alienta”, ha concluido Benedicto XVI.
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