domingo, 12 de abril de 2009

Felices Pascuas a todos

El equipo de Movimadrid y los responsables del servicio de juventud del MFC nacionales y diocesanos, os deseamos a todos una muy feliz Pascua de Resurrección.

¡Cristo ha resucitado!

¡La Muerte ha sido vencida!

Hoy es el día más importante del año litúrgico, hay que celebrarlo por todo lo alto, en las vigilias pascuales o en la misa de la mañana de este domingo. La resurrección de Jesús es lo que da sentido a nuestra fe

2 comentarios:

Maderadeolivo dijo...

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.


Mensaje de Pascua:
"Paz a vosotros". Este es el saludo con el que el Resucitado se presenta a los apóstoles después de la Resurrección. Es la manera que tiene el Señor de regalarnos los frutos de la Pascua, frutos de misericordia para todos los que creen en Él, los que se dejan amar por Él y no tienen miedo al mal, aunque habite en sus entrañas, porque nos fiamos de uno que ha vencido al mundo. Así os saludo yo también, a los que me conocéis y a los que no, a los cercanos y a los que nos hemos alejado.

Paz para el que ha corrido durante la Cuaresma, para el que ha viajado por el desierto, para aquellos que han esperado hasta el final. Paz por medio del perdón alcanzado al preparar esta Pascua, el paso del Señor de la muerte a la vida, el paso de la humanidad perdida a la posibilidad de la redención. Paz, en definitiva, para el que se ha dejado transformar por Dios y desea volver a la casa del Padre y recibir su Abrazo de Amor. Ya no somos como el hombre viejo. Ya no somos esclavos de nuestros pecados, Cristo murió por ellos, y Dios nos ha perdonado por puro amor, por pura gracia, y ha levantado a nuestro Señor para sentarlo a su diestra.

Este año, he tenido mucho tiempo para pensar en qué estaba haciendo con mi vida. He dejado de lado a muchos amigos, entre otros a vosotros. He tenido que asumir cambios en mi vida, unos me hicieron daño, otros han sido para mejor. Pero sobre todo me doy cuenta de que estaba huyendo del Señor. Y le he abandonado, hasta que la soledad que sentía me arrastró a la desesperación. Llamaba al Señor para después hacerme el sordo y no escucharle. La soledad deboraba mis entrañas, me sentía tan vacío, tan sin ganas de nada...

La Gloria de la Pascua, como declara esta secuencia de la Liturgia, nos asegura a nosotros también la victoria sobre la muerte. Si ya no tiene poder la muerte sobre nosotros, ¿qué más da lo demás? ¿Qué ganamos con vivir preocupados en tantas cosas, en el qué dirán, en el mal que nos pueden hacer? Si Dios nos demuestra su amor haciéndonos partícipes con Cristo de la Nueva Vida resucitándonos con Él, ¿no será justo perdonar a todo aquel que nos hace daño, de amar a todos en Cristo? Y es duro perdonar, y más aún amar a quien nos hace daño, pero en Cristo, con Cristo y por Cristo se puede. Amar de nuevo, amar de forma generosa y sin interés, amar gratuitamente, sólo es posible si uno graba en su corazón la mirada del Resucitado, viendo lo que Él hizo por nosotros, por la humanidad caída. Lo hemos visto, y debemos dar testimonio de todo ello. Dar testimonio de que Cristo, que aún sigue muriendo en los hermanos que sufren, perdona a todos y pide al Padre que los perdone, porque no saben lo que hacen. Perdona a quienes le insultan, perdona a los que le escupen, a los que le pegan, a los que le rechazan y los que le matan, e intercede por ellos. Somos testigos de que Dios acepta todo esto, lo sufre en su carne en el Hijo, lo transforma en elemento de Salvación por medio del Padre y nos mueve a actuar siguiendo su ejemplo por obra del Espíritu Santo. Nosotros debemos perdonar como Cristo, amar como Cristo. Sólo haciéndolo como Él es posible hacerlo. Sólo a través de él podemos conseguirlo. Y perdonando y amando como Cristo alcanzamos la Paz que nos ofrece el Señor. La Gloria de la Pascua es esa, el hombre renovado, el hombre santificado, el hombre purificado. Es un hombre que vive en Dios, vive una vida nueva, recibe la Paz porque tiene la certeza de que está al lado del Triunfador, de Cristo Resucitado.

Es el mejor momento para perdonar a aquellos que nos deben, que nos han herido, que nos defraudaron, pero siempre con la mirada de Cristo Resucitado en el corazón, y amarles, a nuestros hermanos todos, a los lejanos y a los cercanos, a los ajenos y a los cotidianos. Amarles a través del amor que tenemos al Señor. Os invito a hacer la prueba. De esta forma, el Señor llegará también a vuestra casa y dirá "¡PAZ A VOSOTROS!"




Para que libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia
en su presencia todos nuestros días.

Dr. Fredy dijo...

Es la Pascua el gozo de la fe en la Esperanza, de Cristo glorioso resucitado venciendo a la muerte y al pecado.Felices Pascuas.