domingo, 9 de octubre de 2011

Oportunidades de futuro tras la JMJ

Tras la Eucaristía del domingo, el Papa nos interpeló de la siguiente manera:
“Ahora vais a regresar a vuestros lugares de residencia habitual. Vuestros amigos querrán saber qué es lo que ha cambiado en vosotros después de haber estado con el Papa y cientos de miles de jóvenes de todo el orbe. ¿Qué vais a decirles? Os invito a dar un audaz testimonio de vida cristiana ante los demás.
Nos invitó el Papa a analizar, con estas frases, lo que ha sido la Jornada  Mundial de la Juventud para nosotros y qué podemos dar:
-        ¿Qué es lo que ha cambiado en nosotros?. ¿Qué hemos vivido? En la acogida en las familias y en las diócesis de las jornadas previas, hemos vivido una grandísima experiencia de generosidad, de hospitalidad y de una convivencia sencilla pero profundamente cristiana. En Madrid, hemos participado en una grandísima fiesta, en la que el júbilo y la alegría de la Fe nos ha desbordado a todos, especialmente en los actos con el Papa. Pero sobre todo, hemos compartido unos días con unos jóvenes enamorados de Cristo que nos han hecho enamorarnos de Cristo.
-         ¿Qué vamos a decir a los demás? Hemos estado en la cima de la ola y ahora nos vemos impulsados por ella. ¡Aprovechemos este impulso!. Hemos constatado que los jóvenes tienen sed de un amor puro y desinteresado; tienen sed de vivir con autenticidad sus relaciones personales y, en este sentido, nada hay mejor en la familia que vivir según el plan de Dios.
Además, la JMJ ha hecho preguntarse a muchos jóvenes, que ni siquiera han participado, sobre la razón de la alegría de los peregrinos.
Por estas razones:
-        Aunque nuestras diócesis estén envejecidas, no tengamos miedo en redoblar nuestros esfuerzos de promoción entre los jóvenes, especialmente entre nuestros hijos y nietos.
-        Hemos de programar actividades que involucren a jóvenes y niños: encuentros de jóvenes, convivencias familiares. Muchos, sorprendidos por el mensaje de la JMJ seguro que se animan.
-        Continuar viviendo la experiencia de catolicidad de la JMJ participando en las actividades para jóvenes y niños que se realicen a nivel diocesano.
No obstante, como dice el Papa, el mejor modo de “decir” a los demás es dar un “audaz testimonio de vida cristiana”.
Tras la Jornada Mundial de la Juventud nos preguntamos: Y ahora ¿qué?. De este modo le preguntaron al Papa en el avión en su viaje de venida a Madrid (reproducimos su respuesta):
¿Qué hay que hacer para que la experiencia positiva de la JMJ continúe en la vida de cada día?
“La siembra de Dios es siempre silenciosa, no aparece inmediatamente en las estadísticas, y esa semilla que el Señor siembra con la JMJ es como la semilla de la que habla el Evangelio: una parte cae en el camino y se pierde; una parte cae en la piedra y se pierde; pero una parte cae en tierra buena y da mucho fruto. Ciertamente se pierde mucho, no podemos decir que a partir de mañana recomienza un gran crecimiento de la Iglesia. Dios no actúa así. Crece en silencio. Y nosotros confiamos en ese crecimiento silencioso, y estamos seguros de que, aunque las estadísticas no hablen mucho de ello, realmente crece la semilla del Señor.”
Esta respuesta, puro Evangelio, nos marca el camino a seguir en este tiempo que sigue. Desde el movimiento, sin desánimo, hemos de recordar que nuestra labor es sembrar, pero no podemos olvidar que el que hace crecer es Otro.
Pidamos con nuestra oración al Señor que haga fructificar la mucha semilla sembrada durante esta JMJ.
 

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