Por comparación, la enorme misa de clausura de la JMJ Madrid 2011 consiguió reunir dos millones de personas, aunque la organización de la JMJ oficialmente no dio ninguna cifra, entre otras cosas porque aunque ellos también contaban 2 millones de asistentes, habría significado asumir públicamente que el recinto de Cuatro Vientos y sus aledaños habían superado los límites que por seguridad se habían establecido previamente.
Para entender los 3 millones de Copacabana hay que ver las fotos aéreas verticales; las horizontales no captan tan bien lo que es esa multitud.
Hay varias diferencias entre el acto masivo final de Río y el de Madrid:
1- En Río el acto se iba a celebrar en Guaratiba, pero ese espacio habilitado quedó inundado por la lluvia, así que se desplazó a la playa de Copacabana... donde no había puestos de reparto de comida, la gente durmió en la playa que no había estado preparada para ello, escaseaban los lavabos (planeados para las concentraciones iniciales, de unos cientos de miles de personas), etc... En Madrid, en cambio, el acto masivo tuvo lugar donde se había planeado, en Cuatro Vientos (bajo estas líneas, las fotos muestran cómo se llenó el recinto madrileño).
2- En Río, el "enemigo" fue la lluvia fina y constante, para la que los peregrinos iban mal preparados. Con todo, en la Misa final del domingo por fin salió el sol. En Madrid el enemigo era el calor asfixiante, la jornada más calurosa de todo el verano madrileño. Las chicas de Europa del Norte yacían con la piel de color rojo desmayadas alrededor de las tiendas de atención sanitaria. Cuando la noche de vigilia en Madrid cayó un aguacero con rayos y truenos, empapando a todos, fue casi un alivio y causa de regocijo. El problema es que colapsaron algunas estructuras que debieron desmantelarse.
3- En Río, el mar ofrecía una alternativa a la mera espera, aunque los que estaban más alejados de la línea de mar, cuando se llenó Copacabana, no tenían tanta capacidad de llegar allí. En cualquier caso, puesto que el sol fue escaso, mojarse era más un ritual para presumir de vuelta a casa ("me bañé en Copacabana") que una necesidad. En Cuatro Vientos y su calor sofocante los peregrinos habrían dado lo que fuera por tener mar cerca.
3- En Río, el mar ofrecía una alternativa a la mera espera, aunque los que estaban más alejados de la línea de mar, cuando se llenó Copacabana, no tenían tanta capacidad de llegar allí. En cualquier caso, puesto que el sol fue escaso, mojarse era más un ritual para presumir de vuelta a casa ("me bañé en Copacabana") que una necesidad. En Cuatro Vientos y su calor sofocante los peregrinos habrían dado lo que fuera por tener mar cerca.
Y se quedan cortos estos millones frente al récord absoluto de concentración humana en un solo espacio, que fue el final de la JMJ de Manila, donde 5 millones de personas (algunos lo suben hasta 7) desbordaron cualquier límite en 1995.
Así era la participación en la JMJ de Manila 1995: más de 5 millones de personas |
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