Eutanasia: Acción u omisión, por parte del médico u otra persona, con la intención de provocar la muerte del paciente terminal o altamente dependiente, por compasión y para eliminarle todo dolor (si el fin es reducir gastos sería homicidio). Puede ser voluntaria (con el consentimiento del paciente), involuntaria (contra la voluntad del paciente) o no voluntaria (no consta el consentimiento). En la eutanasia pasiva se omiten cuidados (hidratación, alimentación, ventilación) o tratamientos indicados y proporcionados. No es eutanasia pasiva la omisión de tratamientos desproporcionados o fútiles, que es legítima.
Encarnizamiento (obstinación o ensañamiento) terapéutico: Práctica, contraria a la deontología, de aplicar tratamientos inútiles o útiles, pero desproporcionadamente molestos, para el resultado que se espera.
Ortotanasia: Reconociendo en todo momento la dignidad de la vida del paciente, permitir que la muerte natural llegue, con los máximos tratamientos paliativos y recurriendo a medidas razonables, y con asistencia psicológica y espiritual.
Sedación terminal: Administración deliberada de fármacos para lograr el alivio, inalcanzable por otros medios, de un sufrimiento físico y/o psicológico, mediante la disminución suficientemente profunda y previsiblemente irreversible de la conciencia, en un paciente cuya muerte se prevé muy próxima, con el consentimiento explícito, implícito o delegado. No es relevante que, como efecto no buscado, se adelante la muerte, mientras no sea lo que se pretenda directamente y esté aplicada correctamente: cumpliendo los requisitos anteriores y empezando con la dosis mínima, que se subirá gradualmente hasta hacer remitir los síntomas.
Suicidio asistido: Ayudar a quitarse la vida cuando la persona no sea capaz por sus propios medios.
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