sábado, 13 de septiembre de 2014

Carta a los jóvenes de Madrid de Monseñor Carlos Osoro






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El nuevo Arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Osoro, ha escrito una carta dirigida a la Diocesis de Madrid en la cual tiene una especial mención a los jóvenes:

"Quiero hacer un saludo especial a los jóvenes.

Me pongo en camino con vosotros, os citaré todos los meses a tener un encuentro conmigo, para encontrarnos con el Señor, así lo hice desde que soy Obispo.

Os invito a tener el atrevimiento de decir en este mundo que es bueno ir con Jesús, seguir a Jesús, escuchar su mensaje, salir de uno mismo y sentir y hacer percibir la alegría de ser cristiano, pues creemos en el Resucitado que ha vencido el mal y la muerte, nos hizo pasar de la muerte a la vida.

Y hay que jugarse la juventud por grandes ideales, entre ellos por hacer presente la Vida. Esta apuesta hace grande el corazón, de tal manera que así en él entran todos los hombres.

No os encerréis en vosotros mismos, pues de esa manera ocultamos todo lo que el Señor ha puesto en nuestra vida y contagiamos esa enfermedad grave que afecta a nuestro mundo y que en alguna ocasión yo he llamado “la enfermedad de las tres D” (desdibujamiento del ser humano, desesperanza y desorientación).

No tengáis miedo de soñar con cosas grandes. Dejaos acompañar por Jesucristo. ¡Qué vida más novedosa con esta compañía! Nos lo dice el Señor en el Evangelio (cf. Mt 35,31-46): socorriendo al prójimo hambriento, sediento, extranjero, desnudo, enfermo, encarcelado, sin esperanza, sin trabajo, sin horizontes, sin familia, sin saber el camino.

Queridos jóvenes, la novedad de Dios que se nos revela en Jesucristo, no se asemeja a las novedades humanas, que son provisionales, pasan y siempre buscan algo más o establecen a la larga, divisiones, odios, rupturas, enfrentamientos, dicen no a la cultura del encuentro.

La novedad de Dios, nos hace caminar contracorriente, pues Él nos da la fuerza de su amor, con Él podemos hacer todo, hasta poner en juego nuestra vida, de tal manera que ella sea prolongación del amor mismo de Dios, que no ve enemigos sino hermanos. Apostad por un mundo que merezca la pena."

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