En la Comunidad de Madrid, cargos públicos, asociaciones civiles y expertos del mundo de la educación colaboran, desde 2012, para tratar de buscar solucionar a los problemas que afectan a la familia. En el III Congreso Familia y sociedad, celebrado la pasada semana, se dio un paso más, con la creación del Observatorio de la Familia
Un momento del Congreso Familia y sociedad
En 2012, promovido por la Universidad Francisco de Vitoria, nacía en Madrid la Red Madrileña de Municipios por la Familia. Un grupo de concejales de varios pueblos de la Comunidad de Madrid se unían en defensa de la vida, del matrimonio y de la familia. Una de sus primeras actuaciones fue la I Feria de las Familias, en la que varios expertos universitarios en familia y representantes de diversas asociaciones ofrecieron a cargos electos formación sobre políticas en defensa de la familia. Ahora, la Red ha impulsado -junto a la Federación de Municipios de Madrid, que preside el alcalde de Alcorcón, don David Pérez, y a la Comunidad de Madrid- el III Congreso Regional Familia y sociedad, celebrado del 11 al 13 de junio en el Salón de Actos del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. Una de las conclusiones más llamativas de este Congreso ha sido la creación del Observatorio de la Familia, a cargo de don Alberto San Juan, Presidente de la Red de Municipios de Madrid. «El Observatorio será un punto de encuentro de referencia para aportar iniciativas y soluciones en la construcción de familias más fuertes, gracias al impulso de los Ayuntamientos», afirma.
El Congreso Familia y sociedad centralizó sinergias en favor de la familia, dando voz a varios representantes de la comunidad educativa y universitaria y a las principales asociaciones en defensa de la familia, como el Foro Español de la Familia, cuyo Director General, don Ignacio García-Juliá, reclamó a las Administraciones incluir en todas sus actuaciones la perspectiva de familia, «que no es otra cosa que tener presente a la familia en cualquier ley que se promulgue, de modo que sólo salga adelante si es favorable o indiferente para las familias», señaló. Un buen comienzo sería, según García-Juliá, acabar con discriminaciones como que, «en el IRPF, paguen lo mismo una familia con un hijo y otra con cinco hijos. El criterio no debería ser el nivel de ingresos, sino el nivel de vida, pues, a igualdad de ingresos, una familia con un hijo tiene mayor nivel de vida que una familia con cinco». Además, en esta desigualdad sale siempre perdiendo la mujer; García-Juliá señaló que «la sociedad tiene una deuda de gratitud con las madres que permanecen en el hogar cuidando y educando varios hijos, por lo que se debe considerar el suyo como un trabajo con una cotización a efectos de pensión».
Precisamente la conciliación es hoy el principal desafío que presentan hoy las políticas familiares. Carmina García-Valdés, Directora General de la Fundación RedMadre, alertó del riesgo de exclusión social al que se ven sometidas hoy madres y mujeres embarazadas: «La maternidad está penalizada social y laboralmente en España. Todavía hoy se discrimina a la mujer cuando intenta acceder al mercado laboral y le preguntan si tiene cargas familiares; la mujer es despedida de su trabajo si se queda embarazada, o relegada a puestos de menor responsabilidad, o se le niega el ascenso por el hecho de ser madre». Por este motivo, para lograr una verdadera conciliación familiar, «debemos denunciar las presiones que sufren las mujeres para abortar, considerar la maternidad como un bien personal y social, y adoptar medidas efectivas y concretas de apoyo a la maternidad, como reducir el IVA de los productos básicos del recién nacido, articular incentivos fiscales para las empresas que contraten a embarazadas y madres, aumentar el número de guarderías públicas, flexibilizar los horarios laborales con la posibilidad del teletrabajo...»
Sin embargo, la conciliación de la vida familiar y profesional resulta muchas veces difícil, como explicó María Lacalle, Directora del Centro de Estudios de Familia, de la Universidad Francisco de Vitoria, quien denunció que, «a veces, se toman medidas de supuesta conciliación que, en lugar de proteger a la familia, parecen destinadas a proteger el trabajo. El foco hay que ponerlo en la familia, especialmente en el derecho de los hijos a ser educados por sus padres y a compartir con ellos el mayor tiempo posible; y en facilitar la atención a las personas dependientes y necesitadas de cada familia». Al final, la conciliación «es una cuestión de bien común: no es un asunto privado, que atañe sólo al padre y a la madre individualmente considerados, sino que es una necesidad social. La sociedad debe ser consciente de que el tiempo dedicado a los hijos es un tiempo fecundo, que redunda en un beneficio social directo y tiene efectos incluso económicos».
Solución: tener más hijos
Otro de los mensajes que salió del Congreso es que, para que haya una sociedad con familias fuertes, es necesario que las familias estén abiertas a los hijos, pero las Administraciones aún no están suficientemente concienciadas, como demostró don Alejandro Macarrón, Presidente de la Fundación Renacimiento demográfico: «España, toda Europa y medio mundo tienen una fecundidad inferior a la necesaria para el relevo generacional. La baja natalidad y una esperanza de vida creciente conducen a una población cada vez más envejecida. Con elinvierno demográfico, la economía en su conjunto y el consumo están lastrados, la democracia podría verse desnaturalizada y la vida afectiva mermada por ser las familias muy cortas. Es un problema mucho más grave de lo que la gente piensa: el coste de pensiones, sanidad y dependencia crecerá de forma continua, ratios menguantes entre activos y jubilados, una presión creciente hacia la eutanasia...» Frente a este fenómeno, es preciso adoptar «la única solución verdadera: tener más hijos, y para ello se tiene que producir un cambio de mentalidades, de leyes y de políticas».
Otro de los frentes comunes que tienen políticos y familias es el reto del fracaso escolar, «un problema gravísimo que se ceba en las clases más desfavorecidas», señaló Alfonso Aguiló, Presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza de Madrid, pero «la familia y la escuela tienen una gran importancia a la hora de paliar este fracaso. La solución no la podemos dejar solamente en manos de los políticos. Las leyes ayudan, pero la escuela, la familia y el alumno también: este mensaje debe ser nítido».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
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