La profesión médica se encuentra inmersa en una situación paradójica, aseguró el Papa Francisco a los participantes en el Encuentro de la Federación Internacional de las Asociaciones de Médicos Católicos, al recibirlos en audiencia el pasado viernes. Mientras el campo de la Medicina logra importantes logros científicos, según el Papa, existe el peligro de que «el médico pierda su identidad de servidor de la vida». Además, «mientras se les da nuevos derechos a las personas, a veces incluso presuntos, no siempre se protege la vida como un valor primario y el derecho básico de todos los hombres», denunció. «El niño no nacido, condenado injustamente a ser abortado», tiene «el rostro de Jesucristo», enfatizó el Papa, que pidió «un Sí decidido y sin vacilaciones a la vida». Para ello, es importante dar testimonio de la cultura de la vida. «Ser católicos -explicó- implica una mayor responsabilidad: ante todo, hacia uno mismo, por el esfuerzo de coherencia con la vocación cristiana; y frente a la cultura contemporánea, para ayudar a reconocer la dimensión trascendente de la vida humana, la huella de la labor creadora de Dios».
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