Obras Misionales Pontificias lanza la campaña #YoSoyDomund para dar a conocer el testimonio de aquellas personas que, de un modo u otro, apoyan la labor de los misioneros. Durante todo el mes de octubre, tradicionalmente dedicado a las misiones, los testimonios se colgarán en la nueva página web www.domund.org y se difundirán en redes sociales bajo el hashtag #YoSoyDomund
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Alfonso Ussía -periodista y columnista de La Razón-salía con la hucha del Domund cuando era pequeño. María Luisa Codino ofrece los dolores de su enfermedad por las misiones. María Josefa siente un desgarro cada vez que su hermano Félix marcha a la misión en México, pero se siente orgullosa de él. Son sólo un ejemplo de la multitud de protagonistas que tiene el Domund. Aunque cabría pensar que los actores más importantes de la Jornada Mundial de las Misiones son los misioneros, lo cierto es que hay miles de personas que, de un modo u otro, hacen posible esta Jornada, que se celebrará el próximo 20 de octubre.
Los testimonios de todos estos protagonistas inesperados de la Jornada Mundial de las Misiones se publicarán, hasta el 20 de octubre, en la nueva página web del Domund (www.domund.org), y en las redes sociales bajo el hashtag #YoSoyDomund. Son experiencias de personas de toda condición, niños y ancianos, padres de familia, trabajadores en distintas tareas, obispos, religiosos, sacerdote, etc, que explicarán por qué apoyan, de diferentes maneras, a los misioneros.
La campaña #YoSoyDomund se desarrollará durante el mes de octubre, tradicionalmente dedicado a las misiones, y se culminará el 20 de octubre con la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones, día en el que las calles se volverán a llenar de huchas pidiendo dinero y oración para las misiones.
La campaña ha contado con la generosa colaboración, entre otros, de personajes como José Luis Requero, magistrado de la Audiencia Nacional; Ana María Vidal Abarca, expresidenta de AVT; el psiquiatra Enrique Rojas; el ex ministro José Manuel Otero Novas; Benigno Blanco, presidente del Foro de la Familia; Alfonso Ussia, escritor y columnista. Y, junto a ellos, decenas de personas anónimas que ha querido mostrar su apoyo a los misioneros a través de esta iniciativa.
José Luis Requero es Domund
El presidente de 4ª de de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional, destaca de los misioneros su abandono total para ayudar a los más necesitados por amor a Dios.
¿Ha conocido alguna vez a algún misionero? ¿Qué es lo que le ha llamado la atención de ellos?
Si, conozco el Domund desde hace muchos años, y también a varios misioneros. Lo que más me ha llamado la atención es que haya personas que estén dispuestas a dejarlo absolutamente todo por una llamada, una vocación divina, y que eso se plasme en un abandono de todo (su tiempo, su vida pasada...). Por esta llamada, el misionero se traslada a lugares lejanos -muchos de ellos peligrosos- no por una tarea puramente humanitaria, sino para ayudar a las personas necesitadas; por el deseo de anunciar de Dios y también de ayudarles. En definitiva, el misionero quiere darle a los pobres una vida mucho más fácil por amor a Dios.
¿Por qué apoyar económicamente a un misionero?
Si se es creyente, porque son personas que llevan el Evangelio del Señor hasta los confines del mundo, a lugares recónditos y también peligrosos. Han renunciado a su vida pasada de comodidades, incluso a una vida próspera en sus países de origen. Por tanto colaborar supone el reconocimiento de personas que están dispuestas a dejarlo todo ante una llamada del Señor.
Si yo no fuese creyente apoyaría a los misioneros, aunque fuera por la mera constatación de que hay personas que están dispuestas a entregarse y a ayudar a los demás hasta sus últimas consecuencias enseñando a leer y a escribir, montando dispensarios y hospitales. En definitiva, para hacer el bien.
¿Dónde le gustaría que fuera a parar su euro para la misión?
Yo no soy muy experto en lo que son las labores concretas. Conozco algún caso muy específico. Por ejemplo, tengo al lado de mi casa a los Padres Blancos... A lo mejor se lo entregaría a ellos, porque son las únicas personas que realmente conozco. En cualquier caso, a mí eso me da lo mismo: yo entregaría mi dinero al Domund y ya se destinaría al fin que se crea más pertinente, donde haga más falta. No sé si es en el Amazonas, en el corazón de África o en países de Extremo Oriente. A donde sea más útil, en definitiva.
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