jueves, 7 de abril de 2011

Los niños del MFC de Zaragoza con el Obispo de Teruel




Alicia Pérez) El domingo 27 de marzo, los más jóvenes del MFC salimos del pabellón Príncipe Felipe, muy temprano, a las 7:30 a.m., contando que con el cambio de hora, dormíamos una hora menos...



Tras esperar brevemente algún dormilón, salimos con gran ilusión al encuentro de los extinguidos dinosaurios y de “nuestro” Carlos Escribano, actual obispo de Teruel. Gracias a un dado mágico con poderes antimareo, y tras obligada visita al baño, llegamos sin novedad a Dinópolis.

Dimos cuenta de un apetitoso almuerzo, y visitamos las siguientes atracciones: “El túnel del tiempo” y el “Tiranosaurio-Rex”. Los más cultos disfrutaron viendo el museo; viajamos en barca en “El ultimo minuto”, algunos se colaron para ver la novedosa atracción: “el Cine 4D”. Los más atrevidos sortearon laberintos en la “Paleosenda”, los más pequeños montaron en las atracciones de Rocajuegos y por los pelos, llegamos a ver la obra de teatro “Un mundo soñado”.

Casi desfallecidos, comimos a las 3, disfrutando de un sol que calentaba un poquito, a pesar del aire.

Tras la comida, llegamos a Teruel, donde nos recibió D. Carlos Escribano, (obispo de Teruel y antiguo consiliario del MFC de Zaragoza), con una alegría sincera del que echa mucho de menos a sus amigos. Vimos la catedral y bajamos a la Cripta de los Mártires, dedicada a guardar los restos de los Beatos padre Polanco y Felipe Ripio, su vicario (se guardan allí incluso sus gafas y un poco de la tierra donde fueron fusilados). Allí celebró la misa un sacerdote excepcional, Carlos, cercano, sencillo, que nos dio su gran secreto: estar siempre alegres (algún pequeño se quedó traspuesto, a pesar de la amena Eucaristía)

Carlos nos dejó boquiabiertos al enseñarnos su casa, el palacio episcopal, cuya puerta se abría con huella digital, demostrando que la Iglesia se moderniza; admiramos el jardín, el claustro, la escalera monumental, el salón azul, y el salón rojo, donde sólo acceden las visitas importantes. En este palacio se encuentra la colección de arte sacro del Museo Diocesano. Nos despedimos con gran cariño de Carlos, siempre de buen humor.

Finalmente visitamos la plaza del torico, que llevaba la camiseta naranja del CAI Teruel (habían ganado su primera Copa del Rey de voleibol). Una excursión divertida, un día inolvidable…¡¡Gracias, Carlos!!

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