sábado, 9 de abril de 2011

En memoria de Pedro Larrauri






Se nos ha ido Pedro. Pedro Larrauri. En silencio. Sin ruidos. Envuelto en ese halo entrañable que le hacía ser querido y admirado por todos.


No se cuantos denarios le dieron para andar por la vida, pero si se, seguro, que los ha multiplicado muchas veces. Porque su colaboración, su generosidad y su trabajo han estado permanentemente presentes a lo largo de su provechosa vida. En el Movimiento Familiar Cristiano, del que fue presidente diocesano con su esposa Mary Carmen y miembro del equipo de la Estrella, en el que participó activamente hasta pocas semanas antes de su muerte. En el Foro de Laicos, en Famofaca, en la Parroquia o en cualquier actividad para la que fuera requerido, porque siempre estaba disponible.

DSC05336.JPGSiempre dispuesto, siempre cordial, siempre afable, siempre eficaz, siempre justo. Con su retranca vasca y filipina cargada de anécdotas que nos supo transmitir en un delicioso escrito presentado en Canarias no ha mucho tiempo.

Pedro era para todos nosotros, los del equipo, una institución, un ejemplo, un testimonio. Y así ha sido también para sus hijos: Lázaro, Pedro, Sonsoles, Cármen, Mercedes, Gonzalo y Javier, que le han acompañado con amor estas últimas semanas. Dejando trabajo y familia. Pensando solamente que su madre y su padre demandaban su presencia y ayuda. Difícilmente se podría establecer mejor ejemplo de saber priorizar lo que convenía hacer en esos duros momentos.

A mi me queda el alegre recuerdo de que me ganó al Rummikub solo quince días antes de morir. Sin ruido. Calladamente.

Ahora, mientras escribo, no se por que me viene a la memoria San José. Es como si le hubiera dado la mano y le hubiera dicho: “vente colega, vamos a pedir juntos por esa gente que dejas ahí enfrascada en los problemas cotidianos que les impiden ver mas alla de sus propios intereses…”.

José María Silleras

2 comentarios:

Pedro Larrauri dijo...

Gracias Jose María por tu escrito. Yo estuve allí aquella tarde en la que jugásteis al Rumi. Me encantó la naturalidad con la que Cristina y tu tratásteis a mi padre, ya con su cancer de colon muy avanzado. Mi padre nos dio una gran lección con su vida, pero también con su muerte, que fue ejemplar. Alegrémonos por haberle conocido y demos gracias por todo. Un abrazo desde Vigo: Pedro Larrauri Jr

MER dijo...

Gracias por tus palabras Jose Mari. fue una gozada tb poder compartir con vosotros, familia Silleras de toooda la vida, esos momentos tan especiales. Hemos tenido mucha suerte, si... pero jo, cómo se le echa de menos!

Un beso a todos.