jueves, 17 de febrero de 2011

Jueves de cine: Angustia sin respuestas

Más allá de la Vida y 127 horas llegan a los cines, de la mano de los aclamados Clint Eastwood, la primera, y Danny Boyle, la segunda. Ambas plantean preguntas interesantes y situaciones no poco angustiosas, pero se quedan a medias, al renunciar a plantear respuestas


Escena de Más allá de la vida
Con Más allá de la vida, Clint Eastwood patina en esta interesante pero fallida aproximación al llamado fenómeno del túnel de la muerte, ese nivel de conciencia que las personas que están muriendo dicen tener cuando reviven; un nivel que a menudo parece ponerles en contacto con sus seres queridos fallecidos.
La película presenta tres tramas paralelas y convergentes. Marie es una periodista francesa de renombre, que tiene la experiencia deltúnel, al sobrevivir milagrosamente a un tsunami en Oceanía; Marcus es un niño londinense maltratado por la vida, que acaba de perder a su hermano gemelo Jason, muerto en un accidente; y George es un americano de San Francisco con poderes paranormales, que ejerce de medium sin tener que recurrir a trances, ouijas o ritos esotéricos.
La vida no acaba con la muerte
La película se quiere asomar al más allá desde las perspectivas de los tres personajes y, aunque deja sentada la fe en una vida que no acaba con la muerte, lo cierto es que tiene escaso recorrido, aporta poco y desaprovecha una excelente ocasión. El ritmo es inadecuado, forzadamente lento, con planos y escenas alargadas sin necesidad, que nos llevan a un metraje excesivo. Y aunque las interpretaciones son brillantes, en especial la de Matt Damon y los hermanos MacLaren, al guión le faltan vueltas de tuerca. Por otra parte, es llamativo que, afrontando directamente la cuestión de la muerte y del más allá, Eastwood eluda la simbología religiosa tan presente en otros de sus filmes, o una definición más arriesgada de la trascendencia. La maestría de Eastwood como director es muy manifiesta, pero en este caso no sabe bien lo que nos quiere contar. Aun así, ha arrasado con la taquilla española.
127 horas

Imagen de 127 horas
Con muy importantes nominaciones a los Oscar (película, guión adaptado, actor, banda sonora y montaje), llega a la cartelera 127 horas. El aclamado cineasta Danny Boyle se impone un reto narrativo al afrontar en este film los sucesos reales que protagonizó Aron Ralston, en 2003, cuando hacía montañismo en un cañón de Utah. Un desprendimiento le atrapó un brazo bajo una roca, y tardó 127 horas en lograr salir de allí. Este angustioso relato es una historia de superación, pero también esconde una crítica a ciertas formas de concebir la autosuficiencia.
La película exalta la capacidad del ser humano de triunfar con la razón y la voluntad, pero también señala al individualismo autosuficiente como algo que fácilmente se vuelve contra el hombre. El personaje de Aron, inmóvil y atrapado, hace examen de conciencia de toda su vida, y es muy significativo el valor que da a la relación con sus padres y a la búsqueda de un amor verdadero. Se echa de menos que, en una situación tan cercana a la muerte, en el personaje apenas emerja la pregunta religiosa, aunque es cierto que, al verse liberado de su pesadilla, mira hacia arriba y pronuncia un enigmático Gracias.
El film tiene cierto parecido con la española Buried (Enterrado), al limitar la acción principal a un radio espacial de un par de metros. También como aquella, sabe sacar máximo partido de la situación, optando por una planificación moderna y barroca. Pero el film no sería eficaz si a ese esfuerzo narrativo no se le sumase la brillante interpretación del absoluto protagonista del film, encarnado por James Franco. Hay que avisar al espectador de que se trata de una película muy angustiosa, a pesar de estar aderezada con momentos de humor y con unos espléndidos paisajes.
Juan Orellana
Alfa y Omega

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