jueves, 15 de noviembre de 2012

Congreso de Pastoral Juvenil


Entusiasmo por buscar nuevas formas de anunciar el Evangelio a los jóvenes, conciencia de la importancia de la oración, alegría por el ambiente de comunión que se vivió y también muchas ideas nuevas es el fruto que ha dejado el I Congreso Nacional de Pastoral Juvenil, de Valencia, a las 2.300 personas que asistieron a él. Ofrecemos aquí algunos de sus testimonios:
Noticia digital (08-XI-2012) alfayomega.es

Lluís Taltavull y Laura Moya, diócesis de Menorca:

«Hemos venido con el Delegado de Juventud de Menorca, con quien ya estuvimos trabajando para la JMJ. Fue en ese momento cuando nos implicamos más en la Iglesia. Aquí hemos visto muchas ideas nuevas. Menorca es muy pequeña, y cuando ves las múltiples realidades que hay en toda España te impresiona. Tenemos muchas ganas de hacer algo más. Ya antes de venir al Congreso teníamos la idea de empezar una oración con jóvenes, aunque fuese a nivel parroquial. Pero unos chicos de Pamplona nos han dado la idea fenomenal de hacerla a nivel diocesano, como hacen allí. Nos han dado los contenidos que usan ellos, y nos han dado su teléfono y su dirección, para hacerla el mismo día a la misma hora, y estar en contacto, rezando unos por otros».
Padre Raúl García Herraez, Delegado de Pastoral Universitaria de Ávila:

«Hemos venido el Delegado de Juventud y yo, con 18 jóvenes. Aquí, sobre todo, ha subrayado mucho la necesidad de insistir en el primer anuncio, que en la Iglesia habíamos tenido olvidado, mientras nuestra pastoral se centraba en mantener lo que ya teníamos. Intentamos llevarnos ideas de cómo hacer esto en Ávila. Nos ha sorprendido mucho, por ejemplo, la idea de evangelización en la calle de los Centinelas del Mañana, y algunos de los chicos la han experimentado. Nuestros jóvenes estaban ilusionados, porque están necesitados de ver formas nuevas para transmitir el mismo mensaje. Al salir de algún taller han criticado precisamente que era lo mismo de siempre. Pero hemos encontrado también muchas novedades».
Hermana Carmen Señor, Siervas de Jesús:

«Nuestros obispos han convocado este congreso para ver la necesidad que el joven tiene ahora de Dios, y nos están entusiasmando y lanzando para salir a su encuentro. Vemos que nuestros jóvenes nos están gritando a través del botellón y de otras cosas:¡Salvadnos, buscadnos! Este congreso me ha reafirmado en una percepción que tenía, de que la Iglesia hasta ahora quizá había aparcado un poco el encuentro íntimo con el Señor. Yo he sido misionera en Asia y América, y allí no es así. En Filipinas, cada iglesia tiene el Santísimo expuesto, y de ahí están surgiendo vocaciones, porque la gente está en contacto con Dios. En Europa, te encuentras un ambiente absolutamente frío. No podemos quitar a Dios de nuestra intimidad, porque el hombre sin Dios es un esqueleto ambulante que no llega a nadie. Pero de la oración sale la vida del hombre. El hombre con Dios transmite y lleva la vida de Dios a los demás. Y eso es ser evangelizador».

Hermana Miriam Reinoso, Siervas de Jesús:
«Me llevo del Congreso que es bien importante el testimonio y la coherencia de vida, y la importancia de la oración. Aquí hemos oído, continuamente, que es Dios el que hace las cosas. Debemos dejarnos hacer y conducir por Dios. Y Él nos llevará a grandes retos y grandes cambios en nuestra vida que serán como una ráfaga que va a contagiar a otros».

Rafael Altamirano, Salesianos de Cádiz:
«Las ponencias y talleres han sido buenos pero, más que nada, me llevo la experiencia de vivir juntos como Iglesia. La experiencia de la JMJ continúa, y puede ser un proyecto común de la Iglesia en España, ante la emergencia de educar a los jóvenes».
Rocío, Acción Católica Teruel-Albarracín:
«No nos caben las experiencias en la maleta. Ha sido muy enriquecedor compartirlas con el resto de participantes. Ves cómo el resto de la gente trabaja con sus jóvenes, y vamos a poder coger un poquito de cada cosa. También me ha encantado ver que caminamos juntos, que somos una verdadera comunidad de cristianos».

Hermana Ruth Egido, Pureza de María:
«El Espíritu Santo ha estado aleteando por aquí. Hemos de fijar la mirada en Cristo para tener una mirada llena de esperanza para con nuestros jóvenes. Tenemos una misión grande, impresionante. Cristo cuenta con nosotros, y estamos con muchas ganas de dar ese gran mensaje que tenemos a nuestros jóvenes y nuestros niños».
M.M.L.
 Pasión para anunciar a Cristo a los jóvenesEs cierto que la sociedad actual presenta obstáculos a la evangelización que, a veces, pueden parecer insalvables. Pero no son más que llamadas de socorro de las nuevas generaciones, que, sin saberlo, están pidiendo a gritos la Buena Noticia. Por ello, más que una mala época, «vivimos un momento idóneo para proponer a Jesucristo» a los jóvenes. Así se vivió, en Valencia, durante el I Congreso Nacional de Pastoral Juvenil

Representantes de todas las realidades eclesialespresentes reciben el envío misionero,al final del Congreso«Imagínate tu diócesis, tu parroquia, si todo cristiano fuese consciente de la tarea de llevar a las personas a Jesús, supiese hacerlo, y lo hiciese continuamente». Así provocaba el padre Andre Brugnoli, iniciador en la diócesis de Verona (Italia) de la iniciativa misionera Centinelas del mañana, a los 34 obispos y 2.300 asistentes al I Congreso Nacional de Pastoral Juvenil, celebrado, del 1 al 4 de noviembre, en Valencia.
El tono se mantuvo durante todo el Congreso: nada de derrotismos; evangelizar a los jóvenes es un reto apasionante que, de distintas formas, la sociedad actual está pidiendo a gritos. Para hacerla posible, se dio prioridad a los aspectos más pragmáticos de la nueva evangelización. Cada día, a una ponencia inicial pronunciada por un obispo, le seguían resonancias prácticas. Por las tardes, en diversas iglesias valencianas se presentaron 22 iniciativas de primer anuncio a los jóvenes, y otras tantas de formación en la fe. En estos talleres, estuvieron presentes realidades eclesiales con bastante recorrido, como el Camino Neocatecumenal, Cursillos de Cristiandad, la Familia Salesiana o los Cursos Alpha; así como la Misión Joven, que vivió Madrid entre 2006 y 2008. También aportaron su granito de arena otras iniciativas más recientes, o circunscritas a ámbitos más reducidos.
«Estamos en un momento de la Historia idóneo para proponer a Jesucristo -afirmó, durante la primera ponencia, monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Valencia y Presidente de la Comisión episcopal de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal Española-. Es esencial que nos apasionemos» por hacer este anuncio «en directo y en primera persona». Esta tarea es, a la vez, individual y comunitaria. Individual, porque el primer anuncio «lo tiene que hacer todo bautizado», pues «representa al Señor, y tiene Su vida» en él. Comunitaria, porque «nuestras comunidades cristianas necesitan incorporar, en su vida, el primer anuncio». Durante mucho tiempo -explicó-, se ha hecho catequesis dando por supuesto un primer anuncio que hacían la familia, la escuela y la misma cultura. Hoy, estas estructuras fallan, y es necesario que las comunidades recuperen esta labor, distinguiéndola de la catequética.
El anuncio de las verdades fundamentales de la fe -y de cómo cambian la vida- ha de hacerse no sólo «a quienes no conocen a Jesucristo», o «a quienes un día lo conocieron pero se alejaron de Él», sino también, incluso, «a quienes, creyendo que lo conocen, viven la vida cristiana de una manera rutinaria y sin fuerza de interpelación» para los demás. De hecho, monseñor Osoro se mostró «convencido de que el cansancio o la rutina de nuestras comunidades cristianas, y de cada uno de nosotros se desvanecerán si recuperamos el vigor que mana de la vida de los creyentes cuando asumen como misión de sus vidas el primer anuncio».
Nosotros somos el método
Los jóvenes son bendecidos con el Santísimo,antes de salir a la calleEn cuanto a cómo hacerlo, retomando las palabras del Beato Juan Pablo II sobre la nueva evangelización -«nueva en su ardor, en sus métodos y en sus expresiones»- subrayó que «la novedad del ardor tiene que estar en la fuerza contemplativa de quien anuncia». La del método -añadió- «está en que, como los santos, nosotros somos método -camino- para encontrarse otros con Jesucristo. Con nuestra vida, mostremos el poder humanizador que tiene el mensaje cristiano cuando se convierte en testimonio y anuncio».
Una vez mostrada la urgencia del anuncio a los jóvenes, las dos conferencias restantes analizaron los principales obstáculos que encuentra esta labor: las heridas afectivas y la emergencia educativa. Ambas intervenciones terminaron subrayando lo mismo: no se trata tanto de encontrar maneras de esquivar estos obstáculos. Más bien, el anuncio del Evangelio es la mejor aportación de la Iglesia para solucionar estos problemas.
Su corazón es de Cristo
Fue monseñor José Ignacio Munilla, co-responsable del Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal, quien desgranó las heridas afectivas de los jóvenes de hoy. La primera de ellas es el narcisismo, el «quedarse encerrado en la contemplación de uno mismo», incapaz de salir de sí para alcanzar el amor. Equivocadamente -añadió-, se suele atribuir el narcisismo a un exceso de autoestima, cuando en realidad está más relacionado con el autodesprecio. Así empezó el obispo a ofrecer su respuesta, pues la verdadera autoestima se funda en «el anuncio del amor de Dios». Hay que interiorizar que el valor del hombre no está en percepciones subjetivas, sino que es «el de la misma sangre de Cristo», derramada para su redención. El mejor camino para que el joven alcance una espiritualidad equilibrada es, por ello, la contemplación de la Pasión de Cristo, «no sólo como el lugar en el que se revela el amor divino, sino también como escuela del amor humano», que implica renuncia. En el mismo sentido, también acercarse al sufrimiento del prójimo ayudará al joven a salir de sí mismo.
Otra gran herida de los jóvenes de hoy es el pansexualismo y la «visión fragmentada de la sexualidad». Para superarlos, se debe «rescatar la castidad de su impopularidad», ofreciéndoles formación afectivo-sexual y también educándoles en la belleza. La tercera herida es la desconfianza «en uno mismo, en los demás y en Dios», causada por las malas experiencias, vividas sobre todo en la familia. Para superarla y conseguir que «alguien confíe en Dios, empieza tú por confiar en Él» -propuso monseñor Munilla, siguiendo la propuesta de san Juan Bosco-, y muestra a ese joven que le quieres por Él mismo, y no sólo «para darle un sacramento».
En definitiva, «la emergencia afectiva que padece esta generación nos ofrece una oportunidad única para recordar a todos los jóvenes que Dios es amor, que hemos sido creados en una vocación a la comunión de amor, y que necesitamos descubrir la eterna novedad del Evangelio de Cristo para alcanzar nuestra plenitud. ¡El corazón no es de quien lo rompe, sino de quien lo repara! Es decir, el corazón del joven es del Corazón de Cristo».
Emergencia educativa
Un momento de la evangelización en la calleEl cardenal Stanislaw Rylko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, centró su ponencia en el magisterio de Benedicto XVI sobre la emergencia educativa, que el Santo Padre ha definido como la «creciente dificultad que se encuentra para transmitir a las nuevas generaciones los valores fundamentales de la existencia y de un correcto comportamiento», en una sociedad y una cultura relativistas. Esta situación es alarmante, porque, «sin educación, no hay evangelización verdadera y profunda, no hay crecimiento y maduración, no se da cambio de mentalidad y de cultura».
Ante este panorama, «el compromiso de la Iglesia de educar en la fe, en el seguimiento y en el testimonio del Señor Jesús es hoy, más que nunca, una contribución para que la sociedad salga» de esta crisis. El cardenal Rylko citó tres temas recurrentes que están «cerca del corazón del Papa» y en los que se debe basar el proceso educativo y formativo: la centralidad de Dios, que «tiene el rostro de Jesús de Nazaret»; una fe que «no puede darse por sentada», por lo que «las nuevas generaciones tienen derecho a recibir el anuncio de Dios de manera explícita y directa»; y -de nuevo- la formación para la belleza. El cardenal Rylko afirmó también que la piedra angular en este proceso educativo ha de ser «la madurez humana y cristiana de los educadores. El Papa subraya que no podemos realizar esa obra con nuestras fuerzas, sino con el poder del Espíritu Santo. Para la educación y formación cristiana son decisivas, ante todo, la oración y la amistad personal con Jesús».
María Martínez LópezMás información del Congreso: www.alfayomega.es
¡Vengan a Río!
«Vengan a Río, vengan a Brasil!», invitó el padre Carlos Savio da Costa a todos los jóvenes presentes en la catedral de Valencia. Hacía esta invitación en nombre de toda la Iglesia en Brasil: «Como el Cristo del Corcovado, estaremos con los brazos abiertos para acogeros a todos, como nosotros fuimos muy bien recibidos en Madrid». No fue la única alusión del congreso a la JMJ de 2011, que ha marcado el ambiente vivido en Valencia. El padre Da Costa es el responsable de la Semana Misionera, que sustituirá a los Días en las diócesis previos a cada Jornada. Esta Semana será una oportunidad de experimentar «la fe y el encuentro personal con Jesucristo; la cultura del país, y la solidaridad». En su programa, se incluyen ratos de formación, oración, celebración, visitas a personas que sufren y evangelización en la calle. Ya hay «más de un millón de jóvenes preparándose para trabajar con los peregrinos» en esta tarea, añadió el padre Savio, que se mostró «muy contento con la respuesta de nuestros jóvenes». Mencionó, por ejemplo, que la peregrinación de la Cruz de los jóvenes y el icono de la Virgen han reunido a más de tres millones de personas.
El Congreso, hecho vida en la calle
«Me sudaban las manos. Tenía mucho miedo de encontrarme con risas, con gente no creyente a la que le costara entender lo que intentábamos decirles». Así se sentía Ana, una joven de Málaga, en el momento de salir a la calle, el sábado por la noche, para participar, por primera vez, en una experiencia de evangelización. Los organizadores del Congreso querían que los jóvenes que participaban en él tuvieran una experiencia directa del primer anuncio, y para ello se organizaron cuatro evangelizaciones en la calle, encargadas a la iniciativa diocesana de Verona Centinelas del mañana, al movimiento francés Anuncio, y a los grupos Totus Tuus, de Madrid, y Kerygma, de Alcalá de Henares. El formato, con matices, era parecido: tras un rato de adoración al Santísimo y alabanza, los jóvenes salían de dos en dos a la calle para hablar con los viandantes, anunciarles que «Dios está vivo, te ama y te salva», e invitarles a entrar a la iglesia a rezar un rato. Al mismo tiempo, en esos templos y también en la catedral, el resto de congresistas intercedían por evangelizadores y evangelizados. Cada joven novato iba acompañado por otro con experiencia. Al volver, Ana concluía que «no ha sido para tanto. Al principio hablaba sólo Álvaro» -el evangelizador con experiencia que la acompañaba-, «pero después ya he empezado yo. No hemos conseguido que nadie se acercara a la iglesia, pero estoy contenta porque no me ha dado vergüenza. Creo que ahora tengo más fuerza, es como si Dios me hubiera pinchado para seguirle más todavía».

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