sábado, 19 de marzo de 2016

Cientos de personas acompañaron anoche en procesión a la Virgen de los Dolores en Tres Olivos


Teníamos nuestros miedos. La parroquia, pequeña en feligreses. Apenas llegamos a los nueve mil. Mucha gente que nos había dicho que salía ya ayer mismo. Desde primera hora las carreteras colapsadas. Y encima, para más INRI, se anunciaba lluvia por la tarde. No solo se anunciaba, sino que media hora antes de la salida de la procesión, más que llover, jarreaba, que dirían los castizos.
Pero… aquí manda la Virgen y es ella la que dice, la que muestra caminos, la que decide si quiere procesión y quien congrega a los fieles. Y vaya si la Santísima Virgen de los Dolores estaba feliz con la iniciativa.
Llover lo que quieran, que un servidor mientras celebraba la misa de las 19:30 observaba cómo la gente entraba con los paraguas empapados. Al acabar la homilía me atreví a decirle: “Madre, tú sabrás lo que deseas, en tus manos estamos”. A las ocho en punto dejó de llover y pudimos realizar todo el recorrido procesional previsto -algo más de una hora- sin una sola gota de agua sobre nuestras cabezas.
Mucha gente. Mucha para nuestras previsiones. Primera vez que se procesionaba en la parroquia, viernes de dolores, medio lloviendo, tarde desapacible y mucha gente fuera. Nos conformábamos con llegar por lo menos al centenar de fieles. No sé los que acompañamos a la Virgen, pero puedo decir que al finalizar la procesión la iglesia estaba llena y había gente de pie.Eso significa varios cientos. Muchos en la procesión, mucha gente presente en el recorrido, mucha en ventanas y balcones.
Abrían la procesión cruz alzada y cirialesportados por voluntarios. Tras ellos, dos monaguillos con incensario y naveta.Dos filas de fieles a continuación, muchos de ellos portando velas rojas encendidas. Tras esas filas, la Virgen, llevada por cuatro porteadores, que se iban turnando, hombres y mujeres. Miedo nos daba cuántos serían para llevar las andas. Sobraron, tanto que para algunos conseguir llevarla unos metros fue todo un privilegio.
Detrás de la imagen los sacerdotes, más fieles y, cerrando todo, una pequeña banda de música que nos acompañó con toques de tambor y marchas procesionales. Un detalle: la salida y entrada del templo la hizo Nuestra Señora mientras sonaba la marcha real,porque es de protocolo que a los reyes se los reciba y despida con ella, y estamos hablando de la Reina de los cielos.
Como pueden imaginar, estamos muy contentos. La Virgen lo quería, la gente ha respondido. Nos ha permitido expresar nuestro cariño a María con una forma clásica y tradicional, de profundo arraigo en el pueblo cristiano, y además dar testimonio ante el barrio de la fe de la Iglesia.
Quiero agradecer a todos los que han hecho posible este acto, y de manera especial al Ayuntamiento de Madrid, que no solo nos ofreció el correspondiente permiso, sino que anoche colaboró en todo momento en el recorrido con numerosos agentes de la policía local que nos acompañaron y nos dieron todo tipo de facilidades.

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