No
resulta fácil describir la experiencia del VII
Encuentro Mundial de Familias en Milán.
Un centenar de
personas de la
Diócesis de Cádiz y Ceuta
estuvimos presentes, disfrutando este acontecimiento con familias de
todo el
mundo y con el Papa. El Encuentro estaba precedido por un Congreso
Teológico.-Pastoral y una Feria de Familias.
Un
derroche de alegría y civismo. Se palpaba la acogida y la solidaridad.
Esta
ciudad no recibía a un Pontífice desde hacía
28 años.
El
primer encuentro fue en la Piazza del Duomo, donde miles de personas
recibimos
al Papa con aplausos y vítores. Después de saludar a los presentes, el
Papa se
dirigió al estadio de fútbol de San Siro, donde le esperaban más de
80.000
jóvenes, muchos de los cuales repetían el encuentro de Madrid. En su
alocución
recordó la importancia de los sacramentos, la oración y la vida
parroquial,
para crecer espiritualmente. Les invitó a “tender a ideales altos y ser
santos”
ya que “la santidad es la vida normal del cristiano, la cual no está
reservada
a pocos elegidos, si no abierta a todos”. Recalcó también la importancia
de los
padres en la educación de los hijos y el deber de estos a obedecerles.
Al
Papa se le veía feliz.
El
sábado por la mañana, los españoles presentes en el Encuentro,
celebramos una
eucaristía en la Basílica de San Ambrosio, presidida por el Cardenal
Antonio
María Rouco, donde nos encontramos con
muchos miembros del MFC de varias diócesis.
Por
la tarde, en el Parco Nord Aeropuerto de Bresso, se celebró el Encuentro
Festivo con las Familias. Hubo una aportación de testimonios muy
importantes y
enriquecedores. Es de resaltar la presencia testimonial de familias
monoparentales y divorciados vueltos a casar.
El
domingo, el acto consistió en una
Eucaristía celebrada en el mismo
Aeropuerto, en la que participaron más de un millón de personas de 170
países.
En
este acto impresionante, se vio a las familias celebrando la fiesta.
Padres
llevando a sus hijos pequeños, jóvenes que ayudaban a los más
necesitados… Pese
a la dificultad de traslados, esperas, incomodidades de todo tipo,…se
respiraba el orgullo de ser “familia”.
Durante a homilía del Papa hubo un
silencio impresionante, El mismo que precedió a las peticiones y a la
comunión.
Parecía imposible, con tantas personas
participando.
Tanto
el Papa como las familias y la propia ciudad, han recibido una bocanada
espiritual. La bendición de Benedicto XVI, sus palabras de aliento y el
mismo
encuentro de tantas familias vinculadas
por su fe, tienen un valor incalculable para continuar mostrando al
mundo la
importancia de la familia cristiana.
Es
destacable la participación de las autoridades civiles, la profusión de
anuncios y ornamentación para el evento, así como la labor valiosa e
incansable
de los miles de voluntarios que contribuyeron a una magnífica
organización.
El Santo Padre
anunció la
celebración del próximo Encuentro 2015 en Filadelfia (EEUU).
.(Pruden
Alonso,
Directora del Secretariado Diocesano de Pastoral Familiar)
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