La Iglesia Católica tiene ante sí el reto mayúsculo de evitar que en las familias del mundo exista un "divorcio del corazón" porque quizá sea ésta la mayor amenaza a la sociedad familiar actual, advirtió el Padre Raniero Cantalamesa, predicador de su Santidad Benedicto XVI. El sacerdote franciscano capuchino insistió en que la cultura moderna debe buscar ser más dialogante con las diferentes expresiones que defienden los principios y valores de las familias, esta misión también debe ser de la Iglesia universal, pues debe llevar un mensaje de esperanza y no sólo de crítica por los padecimientos de las familias y las omisiones de las instituciones civiles. El sacerdote también abundó sobre el papel que la sexualidad humana debe recuperar en torno a la sacralidad y atemporalidad en el vínculo conyugal y en la responsabilidad paterna. Señaló que el gran triunfo del demonio es engañar al hombre mostrándole que la sexualidad se reduce al placer y que el ser humano debe evitar el sufrimiento y el sacrificio a toda costa. "La gran revolución de Jesús fue cambiar la perspectiva de que el gozo conduce al sufrimiento (esto es, que el placer genera enfermedad) y su triunfo radica en que para acceder a un mayor bienestar, gozo y satisfacción se debe seguir el camino de la cruz, en cierta medida, al sufrimiento. Por tanto es mentira de Satanás el convencernos de que Dios es el enemigo de la alegría.”, concluyó.
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