martes, 22 de noviembre de 2011

¡La JMJ una experiencia inolvidable!


Hemos tenido la dicha de ser familia de acogida en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Decimos dicha, porque verdaderamente hemos sentido un gozo inmenso en este pequeño servicio que hemos realizado.
Cuando nos inscribimos como familia de acogida, estábamos un poco nerviosos pensando que vendrían a nuestra casa unos desconocidos y que podríamos estar expuestos a cualquier cosa. Pronto nos pusimos en manos del Señor y dijimos: “vamos a acoger  como si viniese Él a nuestra casa”. Desde entonces se nos pasaron los miedos y empezamos las compras por si les gustaba esto o aquello para desayunar, o qué chucherías desearían para el resto del día…o para antes de acostarse…
La semana previa a la JMJ tuvimos acogidas en casa a dos peregrinas muy especiales: Karla Mariela y Claudia Ellas son responsables del servicio de juventud del Movimiento Familiar  Cristiano en Oxaca (México), lo que nos sirvió para intercambiar experiencias y enriquecernos con sus  vivencias  en el MFC en su país.
Nosotros pedimos chicos –pensé: ellos son más rápidos en el baño-, pero el Señor cambió los planes y nos enviaron a seis chicas indonesias y dos eslovenas. Desde que entraron en casa todo fue amabilidad, atenciones y risas. ¡Qué puedo decir de mis hijas que con sólo recordarlas me emociono con tantos detalles preciosos…! Las indonesias se descalzaban todas a la entrada de la casa y ya casi ni se las sentía. Nos contábamos los incidentes del día, nos reuníamos todos de la mano para rezar delante de la Sagrada Familia que tenemos en el salón. Cada una en su idioma, con mucho recogimiento, rezábamos el Padre Nuestro.
Una de las eslovenas con catorce años, chica recia y seria del norte, vino una noche muy compungida con una uña en mal estado y al atenderla se me echó con los brazos abiertos y me llenó de besos.
Solamente podemos dar gracias a Dios por todo lo que hemos recibido de estas peregrinas venidas de distintas partes del mundo y perseguidas en sus países por ser cristianas. Hemos vivido y experimentado con ellas la universalidad de la Iglesia al compartiendo y celebrando unidos en una misma fe.
Familia Abad Gurumeta
Diócesis de Madrid

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