miércoles, 17 de abril de 2013

Presentado en Madrid el Encuentro internacional La Iglesia católica por la vida


Parroquia, lucha por la vida
«Como en tantas diócesis americanas, cada parroquia debe tener su grupos provida». Es el reto que se ha propuesto el obispo de Alcalá y Presidente de la Subcomisión episcopal de Familia y Vida, monseñor Reig Pla, que ayer presentó el Encuentro internacional La Iglesia católica por la vida, organizado por la Provincia Eclesiástica de Madrid, que se celebra este fin de semana en la Universidad CEU San Pablo. Se presentarán tres iniciativas norteamericanas, testimonio de una Iglesia que actúa sin complejos en la plaza pública, y que ha cosechado avances espectaculares

El pasado fin de semana, una treintena de localidades
españolas gritaron Sí a la vida, con motivo del Día
Internacional por la Vida. El principal acto fue el de la madrileña
Puerta del Sol, y contó con emotivos testimonios,
como el de una superviviente al aborto
Que «todas las parroquias tengan un grupo provida, grupos de formación, y enlace a otros que den respuesta a los problemas de las madres gestantes, a las que han abortado...» Ésa es la intención de monseñor Reig Pla, y en lo que respecta a la Provincia Eclesiástica de Madrid (Madrid, Getafe y Alcalá), el objetivo está al alcance de la mano. Don Fernando Simón, Delegado de Familia de la archidiócesis de Madrid, explica que, en los próximos días, comenzará a informarse a las parroquias, y a instruirlas para que puedan organizar grupos de oración y de formación provida. Además, se pondrá a su disposición a más de 60 personas formadas para acompañar a las mujeres que han abortado.
También se va a animar a las parroquias a que apoyen la iniciativa ciudadana europea One of us (Uno de nosotros). El objetivo es recoger un millón de firmas en, al menos, siete países de la UE, para que ésta deje de financiar investigaciones que impliquen la destrucción de embriones humanos. Una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE reconoció, en 2011, que, desde la concepción, hay vida merecedora de la «protección debida a la dignidad humana». Con esta iniciativa, se pretende que las instituciones comunitarias actúen en consecuencia.
Monseñor Reig Pla destaca que esa sentencia obliga a introducir cambios en la legislación española, que permite la destrucción de vidas humanas. «España no se ajusta a Europa en la protección del derecho a la vida», afirma, no sólo en relación a esta sentencia, sino también a la resolución del Consejo de Europa contraria a la eutanasia. «Dos autonomías, la andaluza y la aragonesa -recuerda-, tienen normativas que permiten por omisión dejar morir a una persona.
La batalla de los argumentos ya se ha ganado
Éste es un momento -considera el prelado- en que hay que insistir en la batalla legal por la vida y la familia, sin ceder al desánimo que produce comprobar que «hay cambios de Gobierno» sin los resultados que muchos esperaban. En el terreno de la sociedad civil y la opinión pública, «hemos ganado mucho. En 20 años, han surgido muchas organizaciones en torno al matrimonio, la familia y la vida humana. Yo espero que, con el tiempo, todos estos pequeños logros cristalicen y emerjan como una gran respuesta que empiece a dar la batalla cultural».
De entrada, «hay una batalla que ya está ganada en el tema del aborto: ya no hay argumentos defendibles, porque la ciencia se ha encargado de desarmarlos todos. Casi nadie se atreve a hablar en España del aborto. Se habla desalud reproductiva, de derecho a decidir de las mujeres, o se maquilla el lenguaje de mil maneras. Ahora, lo que hay que ir ganando es la libertad de las personas, que se obstinan en no variar su conducta».
El reto sigue siendo enorme. La cultura de la muerte cuenta con medios muy potentes. «Ésta es una batalla global, muy planificada, una guerra de los poderosos frente a los débiles, como decía Juan Pablo II», afirma el obispo de Alcalá. Y la respuesta no puede ser otra que el cuerpo a cuerpo, la lucha desde cada parroquia.
En esto, España puede aprender mucho del movimiento provida en los Estados Unidos. «Por eso vienen a estaSemana por la vida varios hermanos de América. Queremos aprender de ellos, y de cómo han conseguido que los ciudadanos hoy, en ese país, se consideren mayoritariamente provida».
Católicos en la plaza pública
Uno de los rasgos más llamativos, a su juicio, es la libertad y «el frescor de la Iglesia en Estados Unidos, donde cardenales, obispos y sacerdotes acompañan a los laicos en las Marchas por la vida. Aquí, eso es muy difícil. El sábado, yo estaba en casa, llorando, con deseos de estar en la concentración de la Puerta del Sol, pero en cuanto algunos ven a un obispo en la calle, comienzan a decir que todo es una conspiración de la Iglesia».
El carácter confesional de buena parte del movimiento provida americano es visto con normalidad. De hecho, es en las parroquias donde reside el auge del movimiento cívico. Doña Aurora Tinajero, del Comité Católico Pro Vida de la diócesis de Dallas, cuenta que, en apenas 10 ó 15 años, no sólo se ha conseguido que prácticamente todas las parroquias de Dallas tengan grupos provida, sino que las comunidades evangélicas demandan formación al Obispado. «Les explicamos el carácter confesional de nuestro trabajo, pero ellos dicen: No importa, la cultura de la muerte está devastando a nuestros jóvenes, a nuestros matrimonios, y nosotros no tenemos todas las enseñanzas que tienen ustedes en defensa de la vida». Las marchas provida de Dallas han pasado, en unos años, de tener apenas mil participantes, a diez o quince mil. «Los obispos encabezan siempre la marcha», que después se une con las que organizan los grupos evangélicos o la sociedad civil.
La confesionalidad católica es también un distintivo de los voluntarios del Proyecto Gabriel, que ayudan a mujeres que están pensando en abortar. Lo primero es atender a sus necesidades básicas, pero, después, siempre «se da abiertamente testimonio de que Dios está en el centro de nuestras vidas», cuenta una representante. «Jamás he tenido una mujer que se haya opuesto. De hecho, varias, aun siendo ateas, me han dicho: No importa, reza por mí, está bien. Porque nunca han tenido a alguien que rece por ellas, muchas de hecho no han tenido nunca a nadie que les quiera, y sienten esa sed».
Otra iniciativa que se va a presentar durante la Semana por la vida es Católicos llamados a dar testimonio. En este caso, el objetivo es que los católicos sean más coherentes en su defensa de la vida. Doña Adriana González, miembro de esta organización, acude regularmente a dar charlas a las parroquias, para animar a los fieles a plasmar su compromiso en acciones concretas. En Pentecostés, lanzarán el proyecto Testimonio católico en la plaza pública, concebido como una forma de nueva evangelización. «No puede ser que un 40% de los católicos que van a Misa cada domingo apoyen propuestas radicales anti-vida en las elecciones», afirma. Su conclusión es simple: si los católicos actúan con más coherencia, se dará un paso de gigante.
Ricardo Benjumea

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