martes, 30 de marzo de 2010

En Estados Unidos empiezan a no sobreproteger a los niños


El exceso de proteccionismo sobre los hijos está creando una generación de padres exhaustos que han de ingeniárselas para llegar a todo. Da la impresión de que educar bien a un hijo es llenar cada minuto de su tiempo libre.
Esta nueva tendencia educativa, que se está popularizando rápidamente en Estados Unidos a través de libros, artículos y seminarios, aboga por el fin de la sobreprotección paterna y una forma más relajada de afrontar la vida familiar.
Los niños nacidos en las últimas dos décadas en los países desarrollados son posiblemente los que más atención, protección y recursos han recibido de sus padres, un fenómeno común que ahora podría estar llegando a su fin.Clases de mandarín para niños de dos años, cursos de música para lactantes o padres que acosan a los profesores vía mensajes de texto por los resultados de un examen de sus hijos: todo parece poco para lograr que los retoños sean los mejores en la competitiva economía global.Las cosas, sin embargo, están empezando a cambiar: una nueva tendencia educativa bautizada como "slow parenting" se está popularizando rápidamente en EEUU a través de libros, artículos y seminarios, abogando por el fin de la sobreprotección paterna y una forma más relajada de afrontar la vida familiar.Afirman los expertos que se trata de otro efecto de la crisis económica, pues muchos padres estadounidenses -un tercio, según algunas encuestas- han tenido que suprimir las numerosas actividades extraescolares con las que esperaban poder situar mejor a sus hijos en la vida.El resultado ha sido más tiempo libre para pequeños y mayores y una planificación familiar menos estresante, algo que ha abierto los ojos a muchas personas sobre lo que realmente significa el ser padres.. "El problema está en que no les damos la oportunidad de fallar o equivocarse porque lo planeamos todo para ellos".
Hace unos años, en las escuelas de Estados Unidos triunfó el concepto de los “padres helicóptero”, llamados así porque se lanzaban en picado al mínimo problema Bastaba que un chaval se presentara en casa con un suspenso imprevisto, un arañazo o una cara larga para que los padres aterrizasen en el colegio a pedir explicaciones. Pese a su buena voluntad, lo cierto es que los “padres helicóptero” llegaron a ser muy temidos por los docentes.

El culto al niño
“Nuestra preocupación por los niños roza la histeria. Los padres que conozco tratan a sus hijos como si fueran diosecillos. Los mimamos a cuerpo de rey, alimentamos cuidadosamente sus egos, los llevamos de aquí para allá en Volvos repletos de dispositivos de seguridad…”.

La protección razonable
Cuando se habla sobre los excesos de la hiperprotección, cabe el riesgo de pasarse al extremo contrario: la indiferencia olímpica. No se trata de eso. La prudencia llevará a discernir, en cada caso, lo que de verdad representa una amenaza para los hijos y lo que no lo es.
No deja de ser una imprudencia, por ejemplo, dejar a un niño o a un adolescente que pasen un fin de semana en casa de otro amigo sin enterarse antes del plan (real) que van a hacer o si los padres van a estar en casa. Lo cual exigirá, en la mayoría de los casos, una breve llamada a los padres del amigo anfitrión.
También es razonable enterarse de lo que hacen los hijos en Internet. Además de establecer filtros, los expertos recomiendan a los padres que supervisen el empleo que hacen los niños de las redes sociales (cfr. Aceprensa, 19-01-2009). En la misma línea, es útil aconsejarles que no faciliten datos personales ni difundan sus fotos por la red. La televisión es otro campo para ejercitar una protección razonable. Tras analizar diversos estudios que revelan los efectos que el exceso de televisión produce en niños y adolescentes, la Academia de Pediatría Americana lleva años recomendando entretenimientos alternativos. Asimismo, ha desaconsejado que haya aparatos de televisión en las habitaciones de los niños (cfr. Aceprensa, 5-09-2007).
Algunos padres creen que estas medidas son exageradas. A su juicio, es preferible que los chavales tengan autonomía suficiente para experimentar y equivocarse, también en estos ámbitos. Así, aprenderán a discernir lo bueno de lo malo, lo conveniente de lo que no lo es.
Cuando se trata de proteger a los hijos, hay que saber que hay ámbitos donde los padres tendrán que implicarse más y otros en los que habrán de quitarse de en medio.
Contra la sexualización
Esta es una de las ideas que está detrás de la propuesta realizada por David Cameron, líder del Partido Conservador británico, para proteger a los niños de la creciente oleada de contenidos sexuales en la televisión o en la red.
“Deberíamos ser capaces –dice Cameron– de garantizar que nuestros hijos viven de verdad la infancia. No queremos que estén expuestos desde pequeños a una innecesaria e inapropiada publicidad ni a la sexualización”.
De momento, el líder tory ha propuesto dos medidas. La primera consiste en penalizar a las empresas publicitarias acusadas de hacer anuncios inapropiados para niños, negándoles la posibilidad de contratar con la Administración durante tres años.
Aceprensa y La Razón

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