martes, 21 de julio de 2009

El Papa mantendrá sus compromisos a pesar de la fractura de muñeca.



Ahora, la bellísima vista del Mont Blanc desde su residencia de montaña será el principal reposo de Benedicto XVI ya que la fractura de muñeca le impide practicar su afición favorita, el piano. Aunque no es muy «montañero», el Papa disfruta con los paseos tranquilos por senderos sobre todo horizontales, que conoce muy bien ya que pasó en ese mismo lugar las vacaciones del 2005 y 2006.

La pequeña residencia de los salesianos en Les Combes d´Introd fue construida pensando en Juan Pablo II, quien pasaba en ella vacaciones de dos o tres semanas cada verano en los diez últimos años de su vida. Fue diseñada para personas con limitaciones de movilidad y construida en un lugar bellísimo y absolutamente apartado, donde el Papa pueda sentirse tranquilo.

La residencia se encuentra a 1.400 metros de altura y tiene muy pocas habitaciones. Sólo las necesarias para el secretario personal, el equipo de mujeres que administra su casa y también los dos médicos: el cardiólogo Patrizio Polisca, quien sustituyó al doctor Renato Buzzonetti, y el anestesista-reanimador, que actúa como su ayudante.

Aunque probablemente caminará menos, el Papa mantendrá las tradicionales reuniones con los sacerdotes de la diócesis del Valle de Aosta, los religiosos de la zona y los fieles de Les Combes, quienes le aprecian de corazón y por eso respetan exquisitamente su descanso. El período de reposo en la montaña terminará el 29 de julio, con el traslado a Castelgandolfo, donde Benedicto XVI permanecerá hasta el 25 de septiembre, cuando visite durante tres días la República Checa.

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