martes, 22 de marzo de 2011

Testimonio de un joven en la Javierada 2011

Soy Juan Fernández, un joven cristiano en el mundo, o al menos lo intento. Digo esto último porque hoy en día el combate para mantener la fe es fuerte. Mi vida en la Iglesia comenzó hace ya 30 años y desde hace unos 14 años vivo mi fe dentro de una Comunidad Neocatecumenal en Madrid donde recibo catequesis, escucho la Palabra y participo de los Sacramentos como la eucaristía o la penitencia. Esto me ha servido para tener un sentido claro por el que vivir hasta el momento, es en la Iglesia donde me he sentido querido de verdad y donde he podido experimentar el perdón.

Durante los 14 años de camino he vivido muchas peregrinaciones, desde Jornadas Mundiales de la Juventud hasta peregrinaciones a Tierra Santa o a Santiago. He llegado hasta el otro lado del mundo, en Australia. En todos estos viajes he recibido multitud de regalos entre ellos la paz y la esperanza en mitad de la vida, han sido sellos que guardo en el corazón, memoriales para tiempos difíciles.
Era Javier uno de los sitios que me faltaban por ir en peregrinación, no había pensado ningún motivo especial del interés mío por ir este año, simplemente quizá el hecho de desconectar, de acercarse algo más a Dios de lo que uno suele hacer en medio de los ajetreos que nos ocupan. También la curiosidad por conocer tierra extraña. Hace años no pude hacer la Javierada con mi parroquia precisamente por esos jaleos que uno tiene en su vida y que no te dejan hacer un hueco a Dios (cuántas veces me pasa). Esta vez no había excusas y ni siquiera el panorama de mal tiempo y cansancio que se me presentaba podría dejarme en tierra. No me arrepiento de nada, al contrario, ya tengo otro sello más, ya tengo otro regalo de Dios.

Me apunté a esta Javierada con el Movimiento Familiar Cristiano que conocí el pasado verano en la peregrinación a Santiago. Hasta ahora siempre había peregrinado con gente de comunidades y el pasado verano me ayudó mucho conocer a gente cristiana joven que vive su fe de otra manera igualmente válida. Iglesia somos todos y el Espíritu es el mismo para todos, así lo viví yo el pasado verano y así lo he experimentado también en esta Javierada, he hecho muy buenos amigos y me he sentido muy querido.
Cuando hago una peregrinación siempre me preguntan qué espero de ella y siempre digo que aparte de distraerme un poco y cargar pilas (espiritualmente hablando), también espero encontrarme con Jesucristo. Esta vez no me había planteado nada, digamos que me he dejado sorprender y como siempre el Señor no defrauda.
La salida de Madrid fue después de unas vísperas y caía una lluvia constante allá por donde íbamos pasando. Durante el viaje hablaba con la gente y rezamos un rosario. Al llegar a Javier apenas llovía aunque la amenaza de caer agua seguía allí sobre nuestras cabezas.
La mañana del sábado salimos a Sos del Rey Católico lugar del nacimiento del Rey Fernando el Católico y rezamos los laudes allí. Ya después de hacer una visita relámpago a este pueblo medieval, comenzamos la caminata hacia Javier (en torno a 14 km). El camino se iba haciendo un poco largo y aunque no llovía era incómodo por el barro que encontrábamos. Paramos a comer y nos empezó a llover un poco y esta lluvia nos acompañó durante el rezo del via crucis que hicimos hasta entrar en Javier que ya nos abandonó . Allí recibí el regalo del perdón ya que pude confesarme junto al castillo para estar preparado para la recibir la Eucaristía. Fue una celebración muy buena donde recibí otros regalos más, la Palabra y la Comunión. Fue también impresionante ver cómo se abría el cielo en el momento de la Consagración. Por la noche salimos a rezar vísperas junto al castillo en otra celebración muy bonita.
El domingo amaneció con niebla y así salimos hacia el monasterio de Leyre donde celebramos los laudes y recibimos de parte de un monje una charla sobre San Francisco Javier y la huella que dejó en la humanidad. Luego salimos a tener un pequeño encuentro por grupos y pudimos poner en común algunas de nuestras inquietudes y vivencias. Volvimos a celebrar la Eucaristía y después partimos de nuevo rumbo a Madrid. Esa mañana pudimos disfrutar del sol. Lo curioso era que al entrar en Madrid la lluvia apareció de nuevo, ya nos había dado nuestro tiempo de tregua, menos mal.

Y ¿qué más me llevo yo de esta Javierada? aparte de ayudarme en este tiempo de Cuaresma a convertirme más a Dios, a querer más la oración, a prepararme para la Pascua, también me ha puesto delante la figura de San Francisco Javier. Este santo era misionero y viajó mucho para llevar el Evangelio a todos los lugares, venciendo dificultades como el idioma, la desconfianza, la persecución. Todo ello lo pudo hacer basándose en la fuerza que recibía de la oración. Yo no tengo que viajar mucho para poder dar testimonio, simplemente con la gente de mi alrededor puedo compartir mi experiencia de Dios o con mi forma de vivir o simplemente estando allí para cuando alguien necesite una palabra. Pero yo no puedo esto tampoco en mis fuerzas, necesito orar también todos los días para que el Señor me mantenga la fe y también para poder ser testigo suyo en medio de este mundo.

Sólo puedo dar gracias por todo lo vivido y todo lo recibido en este viaje corto pero intenso. Este año celebramos la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid y esta peregrinación también me ha servido para prepararme a ella, para poder ponerme al servicio de los demás como San Francisco. Oremos a Dios para que nos ayude a ser cristianos hoy.



3 comentarios:

MedicodelaPaz dijo...

Me ha encantado el testimonio de Juan

Inma dijo...

Muchas gracias, Juan por compartirlo con nosotros

Dr. Fredy dijo...

Os animo a todos los peregrinos a Javier que aporteis vuestros testimonios durante esta cuaresma. Muchas gracias Juan por tu valiente testimonio.