La Cigüeña de la Torre
13 junio, 2016
Que ha sido la que hizo a España y todavía subsiste en mil acontecimientos. Semana Santa, Corpus, Santiago, el Pilar, los Desamparados, la Moreneta, San Fermín, las Cruces de Mayo, Loyola, las fundaciones de Teresa, Montilla, la Fuencisla… Y en numerosísimos pueblos, hoy ya algunos apenas aldeas, que con inmensas dificultades intentan conservar su devoción y su historia. Sin las que ya hoy no serían nada.
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González Guadalix nos refiere hoy la devoción a la Virgen de Hornuez para mí desconocida como lo son los pueblos segovianos que le rinden culto. Y creo conocer bastante bien la provincia de Segovia. Siete alcaldes de siete ignorados pueblos acuden a renovar un voto secular de agradecimiento a su Virgen. Posiblemente sean de distintos partidos políticos y hasta poco católicos algunos de ellos. Pero el día de la Virgen ahí están.
Segovia no tiene curas y los que hay bastante hacen para atender, como mal pueden, a los pueblos encomendados. En no pocos de los cuales no hay ni misa dominical sino una celebración de la palabra por alguna religiosa o un laico más o menos instruido.
Este año la Virgen de Hornuez se iba a quedar sin misa y apenas sin nada. Recurrieron a un cura de Madrid, que se prestó y un año más se pudo celebrar la fiesta.
Soy consciente de las dificultades pero pienso que a algunas diócesis que no se encuentran en situación angustiosa de clero, como la de Segovia, se les podría pedir un esfuerzo suplementario al mucho que ya hacen sus sacerdotes. Y por supuesto me refiero a sus buenos sacerdotes. A los mercenarios, que los hay, no se les puede pedir nada.
Hay diócesis que han adoptado otra en la lejanía. Por ejemplo Toledo en Perú. Esto sería mucho más fácil. Que parroquias adoptaran otras próximas de diócesis distintas. Y se acercaran a ellas con su cura, o alguno de sus curas, periódicamente. No sólo el cura sino también la parroquia. Todos se enriquecerían pero estoy seguro de que mucho más los visitantes que los visitados. Sería una excursión, naturalmente limitada en miembros, que llevaría a muchos sitios la presencia del sacerdote y de los hermanos. Con gozo de todos. Y alivio de sacerdotes de allí que no pueden atender a esos pueblos como quisieran.
Adoptemos desde Madrid pueblos, o aldeas, seamos para ellos presencia gozosa y católica. En la seguridad de Dios Nuestro Señor pagará el esfuerzo y además nos dará el gozo de compartirlo. Nuestra fe no es de capillita sino universal. Hagámanos misioneros de proximidad. Burundi o Guatemala están muy lejos. Queden para los de laureada. Pero a los cercanos podemos ir. Algunas veces. No les dejemos morir en soledad.
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