Los beneficios de comer en familia

«Las comidas en familia constituyen una actividad central y un
particular punto de encuentro en la vida diaria de sus miembros, vital
para fortalecer la unidad y cohesión familiar. Si ésta llegase a
desaparecer, tendríamos un problema importante»: así comienza el Informe
Comer en familia: hacer de la rutina salud, que ha sido
coordinado por el área de salud de The Family Watch y realizado por
Beatriz Beltrán de Miguel y Carmen Cuadrado Vives, del Departamento de
Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia, de la Universidad
Complutense de Madrid.
El estudio constata que «en España, la frecuencia de las comidas
familiares ha descendido en las últimas décadas», y que esta costumbre
está siendo reemplazada por las comidas en solitario: comer solo delante
del ordenador, en el coche o mientras se ve la televisión, mientras se
revisan los mensajes de texto, se habla por teléfono, se escucha música
con cascos o se juega con diversos dispositivos.
Sin embargo, las comidas en familia son «un factor de prevención
de algunos problemas de salud, alimentación, trastornos de conducta y
comportamiento», con un papel «especialmente relevante» en etapas de la
vida especialmente vulnerables o de riesgo, como la infancia o la
adolescencia.
Además de los beneficios nutricionales y saludables que conlleva,
las comidas compartidas tienen un fuerte impacto en la salud sicológica,
social y física de la familia, y son «un evento complejo cargado de
gran simbolismo, no sólo en el contexto de cada familia sino de toda la
comunidad presentándose la frecuencia de las comidas familiares como un
barómetro de la salud de la comunidad», señala el documento.
«Hay que hacer un esfuerzo consciente, casi heroico, para lograr
comer todos juntos-afirma uno de los padres de familia cuyo testimonio
recoge el texto-. De momento, lo estamos haciendo en la cena, nos desenchufamos
del cable y de internet, y tratamos de mirarnos y hablar. Así nos
percatamos de lo lejos que estábamos unos de los otros, y como
llegábamos a “encapsularnos” en otras realidades ajenas. Estábamos
juntos, pero separados». Sin duda, comer en familia merece la pena.
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