miércoles, 30 de mayo de 2012

Testimonio familiar previo al EMF Milán 2012


De las familias de origen el testimonio de los valores morales y éticos
Comenzamos nuestro camino como pareja hace 26 años. Tras 5 años de noviazgo, hemos vivido nuestros primeros 21 años de felicidad conyugal. Somos una familia catalogada como "numerosa" a partir del momento en que Dios nos bendijo con seis maravillosos tesoros, cuatro varones y dos chicas de 8 a 20 años.

Los cimientos de nuestro matrimonio se han fortalecido gracias a la formación recibida en nuestras familias. Ambos nacimos en familias católicas donde nuestros padres se preocuparon de darnos una buena educación basada en los valores morales y éticos, además de una sólida formación cristina. El hecho de que hemos crecido en familias unidas, en las que existía coherencia entre lo que se enseñaba y lo que se hacía, donde se vivía el amor, la generosidad, el respeto, la dedicación, y muchas otras virtudes, nos ha animado a unir nuestras vidas para formar una familia. En todo este tiempo hemos vivido muchísimos momentos de felicidad, pero también ha habido momentos muy dolorosos.
Gracias a que nunca hemos soltado la mano de Dios, hemos encontrado a personas que nos han ayudado a superar los obstáculos y que nos han ayudado a tener un matrimonio sólido, estable, pero sobre todo muy feliz. Nos esforzamos por transmitir a nuestros hijos lo que hemos vivido en nuestras familias de origen y, gracias a Dios, hemos formado una familia donde nuestros hijos encuentran respeto, comprensión, cuidado de todos y mucho amor.
El hecho de tener una buena relación nos permite realizar muchas actividades en familia, como ir a misa juntos los domingos, peregrinar durante la Semana Santa, estar todos presentes durante la comida familiar de Navidad en casa de la bisabuela Carmela, participar en actividades en las que ayudamos a alguien necesitado o vamos a visitar a algún enfermo. Devolvemos una pequeña parte de lo que la Providencia de Dios nos concede cada día. Pedimos a la Santa Familia que permanezca en nuestras casas para que podamos, con el esfuerzo de todos, ayudar a cada uno a encontrar el camino de vuelta a la Casa del Señor, siendo fiel testimonio y mensajero del Amor de Dios.

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