miércoles, 25 de marzo de 2009

Carta de Tere y Enrique, presidentes del MFC ESPAÑA

A FAVOR DE LA VIDA


El Movimiento Familiar Cristiano ante la iniciativa legislativa del Gobierno acerca del aborto que afecta directamente a la vida humana y a la Familia como célula básica de la Sociedad, desea hacer públicas las siguientes consideraciones:

La vida del ser humano es un bien supremo que es necesario proteger desde la concepción hasta la muerte natural. Por ello todo aborto provocado (al que se refieren como IVE, interrupción voluntaria del embarazo) es un homicidio. Igualmente toda eutanasia activa (suicidio asistido, como se la quiere llamar) es también un homicidio.

Quienes estamos en contra del aborto no queremos que las mujeres que lo padecen vayan a la cárcel sino que no tengan que verse en esa situación porque las instituciones publicas las acogen y ayudan para evitar una decisión tan drástica para la madre y el nuevo ser.

Para evitar el aborto son necesarias diferentes medidas:

Considerar el aborto desde el punto de vista del que va a nacer, velando por sus intereses, más que por los de los adultos.
Dejar de considerar el aborto como un método anticonceptivo más.
Ayudar a las familias para que puedan ofrecer una educación afectivo-sexual, humana y moral, de los adolescentes y de los jóvenes.
Apoyo decidido a las madres, a las adolescentes y mujeres en dificultades por un embarazo mediante un verdadero acogimiento, con respeto, con cariño y también con subvenciones, residencias, facilidades en el trabajo y la vivienda.
Participar en el debate propuesto en plan de igualdad y no temeroso de que te persigan y censuren por estar en contra del aborto.
Apoyo a las iniciativas que promueven los grupos Pro-vida, Red Madre, Esperanza y vida, etc., mediante respaldo institucional y subvenciones adecuadas.
Apoyo de todos los que estamos a favor de la vida mediante, la colaboración personal, material y económica a todas esas acciones, así como mediante la oración.

Pedimos a nuestros gobernantes que cambien su discurso de muerte por un discurso de vida y propicien su dignidad mediante acciones políticas y sociales positivas en este sentido.

Exigimos el respeto a las creencias religiosas de cada persona y a la manifestación pública de las mismas. Por ello condenamos los ataques permanentes que sufren personas e instituciones religiosas en general y de una manera particular la Iglesia católica. Los poderes públicos han de favorecer y promover este respeto mediante leyes justas.

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