viernes, 11 de septiembre de 2015

DEFIENDE LA FAMILIA SEGÚN EL MODELO DE DIOS

El Papa denuncia la colonización ideológica que deforma el matrimonio como unión entre hombre y mujer

Palabras del papa Francisco al movimiento Equipos de Nuestra Señora: «Invito a las parejas, fortificadas por el encuentro en equipo, al compromiso misionero. Esta misión que tienen encomendada es importante porque la imagen de familia – como Dios la quiere, compuesta por un hombre y una mujer en vista del bien de los cónyuges y también de la generación y de la educación de los hijos – está deformada mediante poderosos proyectos contrarios, sostenidos por colonizaciones ideológicas
(RV) Con su cordial bienvenida a los responsables y consejeros espirituales del Movimiento católico internacional para matrimonios cristianos - Equipos de Nuestra Señora - en ocasión de su encuentro mundial, el Papa Francisco puso de relieve su alegría al recibirlos cuando se acerca la celebración del Sínodo sobre la familia:
«Este encuentro, que tengo la alegría de vivir con ustedes, precede el Sínodo de los Obispos que he querido reunir en Roma, dentro de algunas semanas, para que la Iglesia reflexione con mayor atención sobre lo que viven las familias, células vitales de nuestras sociedades y de la Iglesia, y que, como saben, se encuentran amenazadas en el actual y difícil contexto cultural».

Espiritualidad y misionariedad de las familias

Alentando a perseverar en el carisma de su movimiento, al servicio del testimonio del Evangelio y anunciando como familias a Jesucristo, el Obispo de Roma hizo hincapié en la importancia de la espiritualidad, que caracteriza a los Equipos de Nuestra Señora, verdadera ayuda para progresar en la vida conyugal siguiendo el camino del Evangelio, en un mundo frenético que impulsa el individualismo:
«Pienso en particular en la oración de pareja y en familia, bella y necesaria tradición que siempre ha sostenido la fe y la esperanza de los cristianos, lamentablemente abandonada en tantas regiones del mundo. Pienso también en el tiempo dedicado al diálogo mensual, propuesto entre las parejas – el conocido y comprometido ‘deber de sentarse’, que va tan contracorriente, con respecto a las costumbres del mundo frenético y agitado impregnado de individualismo – momento de intercambio vivido en la verdad, bajo la mirada del Señor, que es un tiempo precioso de agradecimiento, de perdón, de respeto recíproco y de atención hacia el otro».
El Papa dirigió asimismo una invitación al compromiso misionero matrimonial, ante la colonización ideológica contraria a la voluntad de Dios:
«Invito a las parejas, fortificadas por el encuentro en equipo, al compromiso misionero. Esta misión que tienen encomendada es importante porque la imagen de familia – como Dios la quiere, compuesta por un hombre y una mujer en vista del bien de los cónyuges y también de la generación y de la educación de los hijos – está deformada mediante poderosos proyectos contrarios, sostenidos por colonizaciones ideológicas».
Sin olvidar la importancia de formar y acompañar en la fe a las parejas jóvenes, antes y después del matrimonio, el Santo Padre pidió que prosigan - con valentía, discreción y generosidad - su especial atención y cercanía a las familias que sufren por diversos motivos y dificultades:
«Los exhorto también a proseguir con su cercanía a las familias heridas, que hoy son tan numerosas, debido a la falta de trabajo, a la pobreza, a un problema de salud, a un luto, a la preocupación causada por un niño, al desequilibrio probado por una lejanía o una ausencia, a un clima de violencia. Debemos tener la valentía de entrar en contacto con estas familias, de manera discreta pero generosa, material, humana y espiritualmente, en aquellas circunstancias en las que son vulnerables. Y no puedo dejar de alentar a las parejas de los Equipos de Nuestra Señora para que sean instrumentos de la misericordia de Cristo y de la Iglesia hacia las personas cuyo matrimonio ha fracasado».
El Papa recordó asimismo al fundador de los Equipos de Nuestra Señora, Padre Enrique Caffarel, cuya causa de beatificación ha llegado a Roma y los encomendó a la protección de la Virgen María y de San José
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