domingo, 31 de agosto de 2014

ENTREVISTA A MONSEÑOR CARLOS OSORO


El nuevo arzobispo de Madrid, que aún no sabe cuándo se hará cargo de su diócesis, espera poder responder «verdaderamente a las necesidades de la gente»

Un día después de que se hiciera público su nombramiento como arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro (Castañeda, Santander, 1945) recibió ayer a ABC en el Palacio Arzobispal de Valencia, la que ha sido su casa en los últimos cinco años. Aunque aún no sabe cuándo tomará posesión de su nuevo destino, el prelado espera poder ganarse el cariño y la confianza de los madrileños a fuerza de diálogo, cercanía y de tomar iniciativas que respondan «verdaderamente a las necesidades de la gente».
-¿Qué retos cree que le esperan como arzobispo de Madrid?
-El primero es conocer la realidad de la Iglesia que camina en Madrid. La idea no es hacer algo nuevo por hacerlo, sino que de verdad responda a las necesidades de la gente y sobre todo a la necesidad de una Iglesia que tiene que salir y hacerse presente en todas las realidades del mundo. Una Iglesia que no tiene que tener cristianos de salón sino en la calle, junto a los demás. En definitiva, una Iglesia que asuma los problemas reales que tiene el mundo y dé una respuesta. Hay muchas necesidades en este momento histórico, pero sobre todo en este momento en que hemos aparcado a Dios. Creo que este es el gran reto que tenemos los cristianos y eso no lo podemos hacer solo viviendo hacia dentro. Hay que salir a evangalizar con las obras y con las palabras.
-¿Por qué cree que el Papa Francisco le ha elegido para ser el nuevo arzobispo de Madrid?
-Sinceramente no lo sé porque yo no conocía al Santo Padre. Le conocí en la visita «ad limina» de los obispos españoles y después durante un encuentro como vicepresidente de la Conferencia Episcopal, junto al secretario y el presidente. En esa ocasión estuvimos mucho tiempo hablando. Supongo que él se habrá informado y habrá visto que era conveniente que fuese yo el nuevo arzobispo de Madrid. Ciertamente yo no lo esperaba, entre otras cosas, porque llevaba poco tiempo en la archidiócesis de Valencia y también porque me parece que otros pueden hacerlo mucho mejor que yo. Esto no es una falsa humildad, sino que es algo que constanto y podría decir personas concretas.
-¿Ha podido hablar estos días con el cardenal Rouco?
-Sí, he hablado con él. Me llamó y hemos quedado en vernos en esta próxima semana.
-Pero en principio él seguirá hasta cumplir los 20 años al frente de la diócesis en el mes de octubre...
-No sé cómo será. Sí sé cómo vamos a hacerlo en Valencia. El día 4 de octubre entrará el cardenal Cañizares en nuestra archidiócesis y a partir de entonces ya no estaré aquí. A lo mejor me voy unos días de descanso.
-¿Pero entonces todavía no sabe el día exacto que llegará a Madrid?
-Hasta que no hable con el cardenal Rouco no lo sabré. No tengo problema en entrar cuando sea, pero no sé exactamente cuándo podré hacerlo.
-Usted llega a una diócesis que ha tenido durante 20 años no solo al mismo obispo, sino también a un prelado con una impronta que ha marcado la historia de la Iglesia en España, ¿estas circunstancias le producen algún temor? ¿Qué sentimientos le despierta?
-Cuando recibes la noticia de que el Santo Padre te nombra arzobispo de Madrid el primer sentimiento que te llega es un cierto miedo y comienzas a pensar qué es lo que tienes que dar allí. Pero llega un momento en que uno descubre en aquellas palabras de San Agustín lo que en verdad tienes que hacer en la vida. Te das cuenta de que no hay que buscar qué dar sino darte a tí mismo. Y con esa convicción voy a Madrid. Por eso cuando me preguntaban cuáles eran mis proyectos les decía que primero pretendía conocer la realidad y darme desde el principio. Creo que eso lo he intentado hacer en todos los lugares donde he estado y eso es lo que voy a intentar hacer ahora.
-¿Cómo entiende la relación con el poder político? En Madrid además del gobierno autonómico que también tiene aquí en Valencia está el Gobierno de la Nación.
-Yo entiendo esas relaciones desde mi condición de obispo y desde la convicción de un hombre que cree firmemente que la Iglesia tiene una presencia pública. La Iglesia no es para las sacristías, es para salir al mundo. Y naturalmente cuando sale al mundo se encuentra con los poderes públicos y naturalmente tiene que hacer lo que hizo el Señor. El Señor fue el primero que inició la cultura del encuentro. El Padrenuestro es un diseño de lo que es la cultura del encuentro: Hijos de Dios y hermanos de todos los hombres. Dedicarme a que percibamos esto y que no estamos para dañarnos, sino para sanarnos unos a otros. Es que no me veo haciendo otra cosa porque no sabría hacerlo. Me he preparado para esto. En la Iglesia no hacemos proselitismo. Tenemos que hacer una pastoral de atracción. La atracción se hace con esa capacidad de mirar al otro no como un enemigo sino como un hermano. Yo le pido al Señor ser un pastor así. ¿Es un cuento de hadas todo esto que les estoy contando? Yo creo que no. Lo ha hecho otra gente.
-¿Estamos en un cambio de ciclo de la Iglesia en España?
-Ciertamente. Tenemos que asumir que está naciendo una época nueva. Por eso es mucho más urgente ver qué cimientos ponemos para construir algo que merezca la pena, que tenga presente y futuro. En esta época hay una enfermedad que yo siempre he llamado la de las tres «d». Desdibujamiento de lo que es la persona humana, la deseperanza y la desorientación. El ser humano o es peregrino o es vagabundo. Al vagabundo le da igual estar aquí que estar donde sea; el peregrino, en cambio, sabe de metas. Yo creo que en este momento es bueno intentar que la Iglesia haga presente su capacidad para que esta enfermedad no exista.
-¿Por qué es usted una vocación tardía? Hoy en día cuesta entender que ordenarse a los 28 años es un vocación tardía pero en esa época sí lo era.
-Yo siempre cuento que el primer día que empecé a dar clases mientras explicaba a los alumnos la ecuación de segundo grado me dije: «Creo que puedo hacer algo más». Así llegué a mi vocación, de una forma sencilla.
-¿Qué cree le hace falta a la Iglesia en España para convertirse en esa Iglesia que pretende el Papa Francisco, más cercana, más atenta a los pobres?
-La Iglesia hace muchas cosas. Si ahora mismo retirásemos esas obras concretas que realizan congregaciones, movimientos y organizaciones España sería completamente distinta. Pero así y todo sí que es verdad que es probable que esa historia de amor que tiene que seguir realizando la Iglesia la tenemos que hacer todos juntos y unidos. Tenemos que ser capaces de no maquillarnos tanto los ojos que nos impidan ver las realidades que se están dando, pero también es verdad que la Iglesia tiene que ser capaz de que esto se muestre con más fuerza. Si no estáis unidos y cada uno va por su lado, esto afecta la vida del obispo porque el que tiene que recrear la unidad es el obispo. Nadie sobra en la Iglesia, al menos a mí no me sobra nadie.
-El Papa Francisco pone el acento en que el estilo y las formas son tan importantes como el mensaje mismo, ¿está de acuerdo?
-Yo creo sinceramente que sí. El Papa con un gesto muy sencillo nos está escribiendo una encíclica y eso es importante en la vida de todos los seres humanos. Hoy la gente entiende más a los testigos. Lo decía Pablo VI. Necesitamos más testigos que maestros. No es que no sean necesarios los maestros pero a la gente le entran las cosas por lo que ve. Pero detrás del gesto tiene que haber esa sabiduría que viene de Dios y que supone también ser maestro. En ese sentido, el Papa Francisco es un hombre que tiene la sabiduría, que la sabe hacer ver y vivir con hechos concretos que están prendiendo en la gente. ¡Cuánta gente que miraba para otro lado ha vuelto a mirar a la Iglesia con el Papa Francisco! Yo conozco mucha gente.
-Esta pregunta puede parecerle precipitada pero ¿piensa continuar con la Misa de la Familia que se celebra cada año en la Plaza de Colón?
-No he pensado en ello. Creo que es muy bueno que en las diócesis se celebre en todas las iglesias. Estoy hablando por hablar porque no había pensado en esa pregunta. Pero sí he pensado siempre que esto debiera estar en las Iglesias particulares, que la Iglesia diocesana tiene que celebrar ese día y con fuerza y con su obispo al frente.
-¿Qué siente usted cuando ve que otras religiones asesinan a los cristianos en nombre de Dios en otras partes del mundo?
-Un dolor tremendo porque ciertamente ese no es Dios. Matarán en nombre de Dios pero si es Dios nunca mata, nos hace vivir a todos. Cuando yo convierto a ese Dios en una lucha política pues probablemente lo que esté haciendo es imponer a los demás mi forma de entender las relaciones entre los hombres, la política. A mí me da una pena tremenda. Por eso les decía qué vigencia tiene el Padrenuestro. Y qué necesidad tiene este mundo de que verdad podamos entender que en nuestras relaciones las grandes religiones tenemos que ponernos a descubrir que nuestro Dios es un Dios que es imposible que si es Dios mate. Al contrario viene a dar vida.
-A cualquiera podría parecerle inverosímil que en pleno siglo XXI haya tantos mártires. Quizás las cosas no han cambiado tanto como creíamos...
-El Papa es un ejemplo de ese intento de querer de que todos sean uno. Ahí está la oración con palestinos y judíos. Él intenta reunirse con todos porque lo cierto es que no puede ser un Dios que mata. Eso es de los hombres.

viernes, 29 de agosto de 2014

El MFC de Madrid felicita al nuevo arzobispo D. Carlos Osoro



El Movimiento Familiar Cristiano (MFC) de Madrid felicita el nombramiento de ayer de D. Carlos Osoro hasta ahora obispo metropolitano de Valencia y reza por el buen desempeño de su labor pastoral al servicio de las familias madrileñas poniéndose a su disposición en la pastoral prematrimonial, conyugal, familiar, de infancia y juventud.

Así mismo agradece el servicio y dedicación del hasta hoy arzobispo de Madrid D. Antonio María Rouco Varela por el que también oramos para que pueda seguir al servicio de la Iglesia en los próximos años.
Mons. D. Carlos Osoro Sierra, nuevo Arzobispo de Madrid
Mons. D. Carlos Osoro Sierra, nuevo Arzobispo de Madrid y el Cardenal Antonio Cañizares Llovera, nuevo Arzobispo de Valencia
El Santo Padre ha nombrado Arzobispo de Madrid a Mons. D. Carlos Osoro Sierra y ha nombrado Arzobispo de Valencia, al Cardenal Antonio Cañizares Llovera.
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jueves, 28 de agosto de 2014

HIMNO DEL MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO ESPAÑA



ESTE ES MI MOVIMIENTO,
DE LA MANO DEL SEÑOR
QUEREMOS SER INSTRUMENTO,
GLORIA Y ALABANZA A DIOS.
(2)

Un hogar en la eternidad
un camino hacia el encuentro
familias que quieren ser
testigos de la verdad
luz en la oscuridad.

La Palabra nos brinda su verdad
por la gracia
unidos a la Iglesia en comunión
de nuestras almas.

ESTE ES MI MOVIMIENTO,
DE LA MANO DEL SEÑOR
QUEREMOS SER INSTRUMENTO,
GLORIA Y ALABANZA A DIOS.
(2)

Por la fe, camino de amor
un sendero de esperanza
de la solidaridad
de aquel que todo lo da
por la dignidad del ser

Y María nos guía al caminar
y nos guarda.
Madre nuestra,
acoge esta misión que Tú ensalzas.

ESTE ES MI MOVIMIENTO,
DE LA MANO DEL SEÑOR
QUEREMOS SER INSTRUMENTO,
GLORIA Y ALABANZA A DIOS.
(2)


ESTE ES EL MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO.

martes, 26 de agosto de 2014

Nuevos materiales Youcat del MFC para el curso 2014-2015

Materiales Youcat parte III Jesús de Nazaret para niños, adolescente y jóvenes del MFCMateriales Youcat parte II Año de la Fe. Para niños. adolescentes y jóvenes del MFCMateriales  Youcat  parte I  Para niños, adolescentes y jóvenes del MFC

Para este curso tendremos nuevos materiales sobre el Youcat del MFC para niños y jóvenes. Solamente podemos adelantar que tratarán de los 10 mandamientos. Estarán disponibles en octubre. Seguirán siendo gratuitos y divididos por edades: menores de 6 años, de 6 a 10 años, de 11 a 16 y mayores de 16. Además contarán como siempre con material para preparar los temas y reflexión personal para los catequistas.

Los materiales del MFC del servicio de infancia y juventud tratan los temas del Youcat de manera parcial desde hace 4 cursos, desde el carisma de nuestro movimiento orientados a la pastoral familiar y son un excelente complemento a las catequesis de preparación de la comunión y confirmación impartidas desde las parroquias.
Los materiales de años anteriores en las 3 últimas ediciones han sido leidos más de 50.000 veces con miles de descargas principalmente desde países de habla hispana, EE.UU.AA. y Brasil.

Pueden descargarse de manera gratuita los materiales anteriores en el siguiente enlace:

http://mfcmadrid.wordpress.com/2013/09/28/50/

domingo, 24 de agosto de 2014

Santificar el domingo

Monseñor Francisco Pérez González
Arzobispo de Pamplona-Tudela

Un sencillo análisis sociológico, meramente estadístico, nos revela los notables cambios que ha habido en los últimos años sobre la concepción del domingo. Ha perdido la centralidad y primacía de antaño cuando era por excelencia el día consagrado a Dios en el descanso y el culto. Dice San Juan Pablo II en «El día del Señor»: «Cuando el domingo pierde su significado fundamental y se subordina a un concepto secular de ‘fin de semana’, dominado por la diversión y el deporte, la gente se encierra en un horizonte tan estrecho que no es capaz de ver el cielo».

Monseñor Francisco Pérez González

Sería prolijo analizar los factores que han intervenido para pasar del ‘día del Señor’ al ‘día del hombre’, de la fiesta cristiana al ocio y tiempo libre. Interesa más bien ver cómo también en nuestros días se pueden compaginar adecuadamente diversas exigencias muy legítimas.
El fenómeno del fin de semana no es malo en sí mismo. Lo malo es que se arrinconen valores cristianos esenciales, como la fiesta y la celebración litúrgica, que pasan a un plano secundario. Si se pierde el domingo, mucho de nuestra identidad cristiana muere. Por eso es necesario poner empeño para que pueda ser al mismo tiempo espacio de distensión humana, de día libre de trabajo y día de fiesta del Señor Resucitado en el que la comunidad se reúne para celebrar la Eucaristía. El concepto del domingo entró en las culturas y pueblos más diversos, incluso en las legislaciones civiles inicialmente adversas, gracias al empeño y la vivencia de los cristianos. Así mismo en nuestro tiempo, con el empeño de todos los cristianos convencidos y buenos practicantes, puede recuperar su verdadero sentido en ambientes descristianizados donde la asistencia a la misa dominical ha sufrido una merma importante.
La actitud más necesaria actualmente es la de perseverar en la Eucaristía dominical. Esto no lo debemos hacer por el cumplimiento de un precepto, ni por un voluntarismo o apuesta tozuda, sino por convicción. El encuentro dominical de los creyentes en la Eucaristía se produce como algo que nace del amor de quien necesita dar gracias a Dios, que tanto nos ama en la creación, la vida, la redención y la santificación. Esa respuesta libre, espontánea, sincera, alimenta el espíritu, nos mantiene en la vida cristiana de fe, esperanza y caridad y nos ayuda a caminar unidos hacia la salvación. La Iglesia nos invita a cumplir con el precepto de participar en la Eucaristía dominical como una madre invita a comer a su hijo para que no muera.
La práctica de la religión en todos los ámbitos necesita la celebración para mantener los compromisos que exige. Alguien podrá decir: sin misa mantengo mi entrega al prójimo mi vida moral y ética, mi crecimiento personal en el espíritu. Esto es prácticamente imposible. Las motivaciones puramente humanas de altruismo o de control, ascesis y esfuerzo personal no son consistentes ni perseverantes largo tiempo. No aguantan cuando hay contrariedad si no se apoyan en la gracia de Dios que nos hace capaces. La celebración dominical de la Eucaristía produce muchos beneficios de paz, serenidad, fuerza, paciencia, generosidad, alegría y satisfacción para las personas y las familias. Entonces se convierte en una oferta positiva para todo el mundo.
Hay que aclarar que el domingo litúrgicamente hablando tiene 36 horas y comienza el sábado desde el rezo de las vísperas. Todos los domingos miles y miles de comunidades cristianas, millones de fieles, se reúnen para celebrar la Eucaristía. Es la característica más visible de su identidad. Desde los orígenes se reconocía a los cristianos porque se reunían en comunidad para participar en la misa dominical y al salir amaban de tal manera que decían de ellos: «Mirad cómo se aman». Podríamos decir parafraseando esa expresión: Mirad cómo se aman, se ayudan, se defienden entre sí los que van a misa y cómo sacan alegría para amar, respetar y ayudar a los demás.
Es necesario purificar y desmontar algunas objeciones que ponen en cuestión la misa de cada domingo. Hay quien piensa que los que van lo hacen por seguir una rutina heredada y farisaica. Esta motivación ya no vale cuando el control social respeta la libertad de cada uno. Las decisiones personales no se toman por rutina sino que son bien fundadas, motivadas y se hacen con plena conciencia. A veces algunos no encuentran, por diversas circunstancias, un ambiente y una acogida agradable en la comunidad a la que van y piensan que rezan mejor en su casa. Hay que preguntarse si van por gustos personales, manifestados en el individualismo. La comunidad es todo lo contrario. Nuestra sociedad de consumo y supermercado ofrece lo que se necesita. Si uno va buscando consumir experiencias placenteras nunca experimentará el encuentro con Dios.
Hay quien dice: «La misa no me dice nada». Es una frase frecuente. Es propia de aquellos que piensan que es un espectáculo que ha de tener una «movida» y variación constante. A misa no se va a estar y ver qué espectáculo echan, sino a hablar con Dios, participar en la alabanza y la acción de gracias. Es equivocado ir a pasar un buen rato o sentirse a gusto sentimentalmente. Ciertamente la misa dominical no es lo único que identifica a los cristianos pero cada vez con mayor razón se puede decir que es el mejor termómetro que manifiesta la identidad y pertenencia a la Iglesia. Un cristiano sin misa dominical es como una tierra por donde el sol no pasa.

sábado, 23 de agosto de 2014

MISA DE CUERPO PRESENTE MAÑANA DOMINGO

Mañana domingo a las 13:30 en el Colegio Santa Maria del Pilar en la calle Reyes Magos 3, Plz Niño Jesús tendrá lugar la misa con el cuerpo presente de nuestro amigo Jacinto que tanto tiempo estuvo presente y acompañándonos, tanto a jóvenes como a adultos en el Movimiento...

Desde aquí queremos animaros a participar en la misma.

El entierro será en Baracaldo el lunes a las 12:30.

Dinamismo del amor conyugal


La paternidad y la maternidad introducen unas condiciones de vida que enriquecen y determinan la espiritualidad familiar del matrimonio. Dos se hacen uno para ser tres.





El amor conyugal tiene un dinamismo que enriquece y hace crecer a las personas, incrementando así los valores positivos de la vida, aunque también es posible la involución. El amor conyugal transciende a los cónyuges y les lleva a formar una familia en la que se da la apertura a la vida y se intenta también ser fecundos socialmente. La gran fuerza moral del amor reside precisamente en el deseo de felicidad para otra persona y es esta apertura hacia el bien y el amor lo que me hace creer en mis propias fuerzas morales.

“La familia es una comunidad de relaciones interpersonales particularmente intensas: entre esposos, entre padres e hijos, entre generaciones” (Carta de San Juan Pablo II a las familiasGratissimum sane, nº 15). Sus miembros están ligados entre sí por tres tipos de lazos: la alianza nupcial, la consanguinidad de los hermanos y la relación paternofilial. Estas mismas relaciones componen la vida de la Iglesia: experiencia de Dios como Padre, experiencia de Cristo como hermano, experiencia de Cristo como esposo de la Iglesia.

El matrimonio y la familia cristiana intentan vivir los valores evangélicos. La familia de Nazaret nos da un ejemplo de “la santidad de una vida cotidiana, hecha de oración, sencillez, trabajo y amor familiar” (Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, nº 104). La espiritualidad familiar es esencialmente comunitaria: la viven juntos los cónyuges en cuanto pareja, los padres e hijos en cuanto familia. En la familia el hombre se hace verdaderamente a sí mismo a imagen y semejanza de Cristo cuando comprende que su dignidad está en entregarse con amor a su esposa (Ef 5, 25) y a sus hijos. La esposa y madre se hace una persona cristiana perfecta en el don confiado de sí misma al esposo y en su entrega a los hijos. La paternidad y la maternidad introducen unas condiciones de vida que enriquecen y determinan la espiritualidad familiar del matrimonio. Dos se hacen uno para ser tres.

La convivencia exige una adaptación continua con el otro; es cuestión de flexibilidad y adaptación, pero no se superan las dificultades psicológicas con los solos recursos de la Psicología, sino que son necesarios también los recursos espirituales. Por ello nada más mentiroso y frustrante que buscar en el matrimonio la felicidad por el egoísmo. Amarse, según la conocida frase de Saint Exupéry, es mirar juntos en la misma dirección. El amor enseña a respetar y valorar la manera de pensar del otro. Aunque es evidente que todo ser humano quiere lograr su propia felicidad, el camino para lograrla en el matrimonio es el de la generosidad, es decir buscar ante todo la felicidad del otro cónyuge y de los hijos, anteponiéndola a la propia, porque obrando así evitaremos el egoísmo, practicaremos el legítimo amor hacia nosotros mismos que Dios nos manda (Mt 22,39; Mc 12,31; Lc 10,27) y nuestra propia felicidad se nos dará por añadidura, a semejanza de Dios, que es Generosidad absoluta.

Quien sabe respetarse y estar en paz consigo mismo, está en condiciones de respetar y amar a los demás, siendo verdad que el ser humano “no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás” (GS 24). Por ello la persona feliz es la que ama y busca el bien ajeno; y es que, si bien la felicidad es siempre individual, el hombre que la posee se vuelve más bondadoso, más generoso, y por ello mismo siente la necesidad de compartirla, de llevar a otros a la posesión de la misma; por otra parte, a medida que el hombre va dándose a los demás generosamente, va encontrando un mayor equilibrio psicológico. Pero dar amor, supone también saber recibirlo, y es que compartir las alegrías y momentos felices las hace mayores, e incluso el sufrimiento compartido es más llevadero.

Hoy los matrimonios, cuando no se rompen, duran el doble aproximadamente que hace dos o tres generaciones, porque se vive más. Los hijos son muy importantes, pero tarde o temprano se van y entonces el matrimonio queda solo. Cuando los hijos adultos se van de casa, a los padres relativamente jóvenes se les plantean unos problemas totalmente nuevos sobre cómo llenar el vacío que aquéllos dejan. Especialmente las madres no deben olvidar que no sólo son madres, sino también esposas. Por ello hay que cuidar en todo momento la relación con la pareja y mantener espacios personales como el trabajo, las amistades y las aficiones. Malo, si no logran mantenerse unidos a través de unos ideales y objetivos comunes.

Los hijos pueden llegar a ser lo que Dios espera de ellos si se esfuerzan en corresponder al amor de manera cada vez más consciente: El bien atrae. A la luz de la fe los hijos han de sentirse ligados al Dios que es Amor, en cuanto que se dan cuenta de que su existencia proviene del amor. Cuanto más se amen entre sí los miembros de la familia, tanto más encontrarán su verdadero yo, es decir una fuerza y capacidad semejante a la de Dios de dar el amor y recibirlo con alegría. La familia ayuda a que las personas desarrollen su libertad y responsabilidad, premisas indispensables para asumir cualquier tarea. Para poder decir que una familia está viva, es necesario que sea un hogar donde se desea llegar, donde uno se encuentra aceptado y querido, al que no importa dedicar nuestro tiempo, donde uno puede hablar y es escuchado. Por supuesto una familia cristiana no es una familia libre de conflictos, sino una familia que tiene capacidad para resolverlos, entre otras cosas, porque cuenta con la ayuda de la gracia de Dios.

viernes, 22 de agosto de 2014

Oraciones por el alma de Jacinto González

Buenas tardes:
Comunicaros el fallecimiento en el día de hoy, de Jacinto González, esposo de Pilar Paraiso, ellos han sido en distintos momentos de la vida Presidentes Diocesanos de Madrid y Presidentes Europeos del MFC.
Rogamos recéis por e eterno descanso de Jacinto y por la paz en Cristo de su familia.
Juan Carlos y Mercedes

Carlos Osoro se perfila como nuevo arzobispo de Madrid



Según informa ABC, el Nuncio solicitó ayer a la Conferencia Episcopal la posibilidad de hacer público el nombramiento el próximo jueves 

El actual arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, se perfila como el nuevo arzobispo de Madrid en sustitución de Antonio María Rouco Varela.
Roma hará público el relevo en la diócesis de Madrid el jueves 28 de agosto, aunque con toda seguridad Rouco Varela no abandonará la archidiócesis madrileña hasta finales de octubre, tras celebrar sus veinte años como arzobispo de Madrid.

Decisión del Papa

Según ha podido saber ABC, el Nuncio solicitó ayer a la Conferencia Episcopal la posibilidad de hacer público el nombramiento el próximo jueves y no será el único. El 28 de agosto probablemente se hagan públicos otros cambios. Es previsible que se elija al obispo Celso Morga arzobispo-coadjutor con derecho a sucesión de Mérida-Badajoz. Morga era hasta ahora secretario de la Congregación del Clero.
Con el nombramiento de Osoro también se despejan las dudas respecto al futuro del cardenal Antonio Cañizares. Todo apunta a que irá a la diócesis de Valencia y se convertirá en el segundo cardenal de Valencia de este siglo.
El nombramiento es una decisión personal del Papa Francisco. El Pontífice ha mostrado una sintonía especial con Carlos Osoro. El pasado mes de marzo, cuando recibió a los obispos españoles en el Vaticano, Francisco le dijo al arzobispo de Valencia: «Tengo un nombre para usted, don Carlos: el peregrino».
Carlos Osoro ya fue obispo de Orense y arzobispo de Oviedo, antes de llegar a Valencia, la segunda diócesis en número de fieles de España. Con 69 años tiene una edad ideal para gobernar una diócesis tan importante con Madrid. Es un hombre de consenso y muy cercano al que será su predecesor, Rouco Varela. Osoro fue alumno suyo en la Universidad Pontificia de Salamanca y también fue elegido obispo cuando Rouco ya era arzobispo de Madrid y miembro de la congregación de obispos.
En la sucesión del actual arzobispo de Madrid, además de Carlos Osoro,habían sonado nombres como Fidel Herráez, auxiliar de Rouco; Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla y Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo.
La última ocasión en la que el arzobispo de Valencia habló de su futuro fue durante un desayuno informativo organizado por Fórum Europa el pasado 28 de mayo. Entonces también se le preguntó por su posible marcha a Madrid. Pero el prelado se limitó a decir que se sentía «muy a gusto» en Valencia, su diócesis.

Evangelizar en la playa

Su agenda tampoco ha sufrido ninguna alteración estos días. Ayer Carlos Osoro viajó a la playa de Jávea para participar en un encuentro con jóvenes en el llamado «festival anuncio», que se celebra en distintas diócesis francesas y españolas. El prelado oró en la parroquia de Nuestra Señora de Loreto con los jóvenes que participan en una iniciativa para evangelizar en las playas de la comunidad valenciana. Con estos jóvenes rezó el rosario, celebró una eucaristía y estuvo charlando sobre sus inquietudes.
Osoro tenía previsto acudir a Tierra Santa la semana próxima y finalmente no acudirá. Aunque la cancelación no tiene que ver con su posible llegada a Madrid, sino por la inseguridad generada en la zona por el conflicto bélico de la franja de Gaza.

La preparación al matrimonio


La preparación al matrimonio ha de realizarse ya en la infancia y juventud. Esta preparación remota debe conducir a niños y adolescentes a conocerse a sí mismos como seres dotados de una personalidad con sus puntos de fuerza y debilidades e imbuyéndoles la estima de los valores humanos y cristianos.

Pedro Trevijano Etcheverria
Pedro Trevijano Etcheverria
Mi espiritualidad es la de un sacerdote diocesano, que no pertenece a ninguna comunidad en concreto, aunque en el Seminario (Comillas, Roma) tuve un fuerte influjo de los jesuítas. Me especialicé en Teología Moral (Moral Fundamental, Moral Sexual y Sacramento de la Penitencia). Llevo muchos años de Consiliario del Movimiento Familiar Cristiano y soy el Penitenciario, es decir el confesor oficial de la diócesis. Mis padres fueron muy cristianos. Creo son los influjos principales que he tenido.
Sería conveniente que así como hay cursillosprematrimoniales haya también cursillos de prenoviazgo, o al menos que se intente continuar después de la confirmación la formación cristiana para que los jóvenes sepan distinguir un camino y una vivencia de fe de un simple conjunto de normas y obligaciones. Además, en los cursillos de educación sexual, con los que hemos de estar los adultos vigilantes para que sean verdaderamente formativos y no corruptores de menores, como sucede con los que se inspiran en la ideología de género, tengamos en cuenta la problemática propia del noviazgo para que los jóvenes aborden este período con ideas cristianas claras y valores positivos, pues cada día es más patente la necesidad de una buena preparación al noviazgo y al matrimonio.
Si hay algo necesario en el mundo es el amor.Trivializar la sexualidad o separarla de la responsabilidad y del amor, conduce al desastre, porque en nosotros hay una inclinación al pecado, si bien hay también una tendencia al bien y nuestro corazón está sediento de belleza, de poesía, de verdad y de amor. Cualquier amor humano sólo se convierte en verdaderamente enriquecedor y grande cuando se está dispuesto a renunciar y salir de sí mismo por esa persona, a entregarse a ella. Pero debemos aprender a amar, porque el amor hay que construirlo y reavivarlo constantemente. Son muchos los jóvenes que, de una manera más o menos consciente, intuyen que el amor puede llenar de sentido y alegría su vida, pero que tiene sus exigencias y buscan su auténtico significado. La verdadera preparación al matrimonio comprende el largo camino de toda la educación, y muy especialmente la sexual y afectiva, aunque se realice de modo preferente en el noviazgo. El noviazgo es una experiencia muy profunda en la vida de dos personas, que inician una nueva etapa de su vida, aunque todavía no definitiva, caracterizada por el compartir un proyecto en común dirigido hacia el futuro. Es un tiempo de alegría, pero también debiera ser tiempo de gracia y de crecimiento en la fe, porque el amor, que proviene de Dios, se ha posesionado de sus vidas, pero no es tiempo de ensueño, sino de conocimiento mutuo.
Por ello son también muy importantes los cursillos prematrimoniales. Dadas las carencias con las que van al matrimonio tantas personas, los cursillos prematrimoniales son más necesarios que nunca. Estos cursos forman parte de la labor pastoral de la Iglesia, la única institución que se preocupa de la preparación al matrimonio, y no son por supuesto un mero trámite, siendo muy conveniente que se advierta a los novios de ellos con la debida antelación para que puedan hacerlos con tiempo suficiente, a ser posible bastante antes, con objeto de que les sea útil en su proceso de formación también en el noviazgo.
Las parejas de novios que se presentan a hacer los cursillos son muy distintas humana y espiritualmente y, con frecuencia, viven situaciones muy diversas. Si tienen fe, son una gran ocasión para profundizar en ella y ser conscientes de los valores del matrimonio y de la familia. Pero, más frecuentemente, estos cursillos son un motivo de acercamiento y el primer encuentro de los novios con la Iglesia después de bastantes años de ausencia en los que han abandonado por completo la fe y la práctica religiosa, por lo que es fundamental que reciban una buena acogida y se sientan a gusto, porque si no es así, no es posible la transmisión de la fe. Por ello actualmente en muchos casos se ha pasado a realizar también un primer anuncio de la fe. Es necesario que los cursillos sean eclesiales de verdad, presentándoles el evangelio tal cual es, es decir como la buena noticia capaz de responder a las exigencias humanas más profundas y evitando, por el contrario, presentar opiniones personales en temas en los que se juega la verdad del matrimonio y de la familia. Deben ser, por tanto, una ocasión de redescubrimiento y de profundización en la fe y de reinserción eclesial. La preparación al matrimonio, orientada a la celebración consciente, libre y por convicción propia, del sacramento del matrimonio, constituye un momento privilegiado y un tiempo de gracia en el que Dios interpela a los novios sobre su fe y su vocación matrimonial.
Los novios son libres para casarse por la Iglesia, pero es lógico que la Iglesia requiera que se vaya al matrimonio con cierta base. Si cualquier carrera universitaria o el aprendizaje de una profesión requiere bastante tiempo, es indudable que contraer matrimonio no es una cuestión sin importancia, por lo que la preparación para el sacramento del matrimonio y para la vida conyugal surge como una gran necesidad pastoral, no sólo para el bien de los futuros esposos, sino también para el de la comunidad cristiana y para toda la sociedad. El Vaticano II cita como una de las obras más importantes del apostolado familiar «ayudar a los novios a prepararse mejor para el matrimonio» (Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam Actuositatem, nº 11) y el Consejo Pontificio para la Familia recomienda que «la experiencia positiva de los cursos de preparación al matrimonio hace que se dispense de ellos solamente por causas proporcionadamente graves». Esta preparación no puede reducirse a una mera información sobre el matrimonio, que no nos olvidemos es una vocación cristiana, con sus notas de unidad, fidelidad, indisolubilidad y fecundidad, sino que debe ser verdadero camino de formación de las personas, basado en la educación en la fe, en el conocimiento de las obligaciones derivadas del matrimonio, y en las demás virtudes, y donde sería muy bueno que los novios se encuentren con matrimonios que viven su vida conyugal como una auténtica vocación.
«Es especialmente importante el que los sacerdotes dialoguen personalmente con los novios, de modo que les ayuden a profundizar en su proyecto y motivaciones, a verificar su madurez y las condiciones de validez del matrimonio, y a prepararse espiritualmente para recibir el sacramento (Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal Española, La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad, nº 171).    
Pedro Trevijano

jueves, 21 de agosto de 2014

28 de marzo como fecha para la visita del Papa a Ávila y Alba de Tormes

Sábado previo al domingo de ramos de 2015



La Santa Sede propone el 28 de marzo como fecha para la visita del Papa a Ávila y Alba de Tormes
Francisco aprovecha las audiencias de los miércoles para impartir una catequesis y saludar a los fieles

El Vaticano planea que el Papa Francisco visite Ávila y Alba de Tormes el 28 de marzo para coincidir con la fecha de nacimiento de Santa Teresa de Jesús, en el año en que se conmemora el V Centenario de su alumbramiento.
Parece ser que el pontífice desea estar en Castilla y León «muy al comienzo de la primavera», lo que significa que Francisco intenta cuadrar su agenda para estar presente en el día central del centenario. Sin embargo, como él mismo insistió en el viaje de vuelta de su gira asiática en los últimos días, es una posibilidad «que no está confirmada».

De momento, la opción con más probabilidades para este viaje de un sólo día sería el vuelo directo desde Roma a Madrid, desde donde el papa se dirigiría, posiblemente en helicóptero, a Ávila. Allí, la visita se centraría en el lugar en el que nació la santa andariega y también en la primera fundación de la mística, el Convento de San José.

Después, el sumo pontífice partiría por aire a la localidad salmantina, donde conocería el Convento de la Anunciación, donde las madres carmelitas custodian el sepulcro de Teresa de Jesús y las reliquias del corazón y el brazo incorruptos de la santa abulense. Desde Alba, se desplazaría al aeródromo de Matacán, desde donde volaría directamente a Roma. Todo ello estaría previsto que se realizara en un día.

miércoles, 20 de agosto de 2014

El Papa Francisco quiere ir a Estados Unidos, México y España en 2015

«QUIZÁS (PODRÍA) IR EN LA MAÑANA A ÁVILA Y ALBA DE TORMES Y REGRESAR EN LA TARDE»

El Papa Francisco reveló que en el año 2015 podría visitar Estados Unidos, México y España, durante el vuelo que lo llevó de regreso a Roma procedente de Corea del Sur. El Santo Padre señaló que «el próximo año, me gustaría ir a Filadelfia (Estados Unidos), para el Encuentro de las Familias. También fui invitado por el presidente de Estados Unidos al congreso estadounidense, y por el secretario general de las Naciones Unidas, en Nueva York. Quizás las tres ciudades juntas, ¿no?», indicó.

 El Santo Padre señaló también que «los mexicanos quisieran que vaya a Nuestra Señora de Guadalupe. Y podríamos aprovechar (el viaje a Estados Unidos), pero no es seguro».
«Y luego España. Los monarcas me han invitado, y el episcopado me ha invitado. Pero están lloviendo invitaciones para ir a España, también a Santiago de Compostela». El Papa señaló que «quizás, y no diré más, porque no está decidido, (podría) ir en la mañana a Ávila y Alba de Tormes y regresar en la tarde. Sería posible, sí, pero no está decidido».


Nota del obispo de Ávila ante las palabras del Papa Francisco sobre su posible visita a España

En el viaje de regreso que pone fin a su viaje apostólico por el este de Asia, el Santo Padre ha afirmado la posibilidad de visitar Ávila y Alba de Tormes (Salamanca) en 2015 con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa, señalando que todavía es una idea que ha de tomar forma. Teniendo que esperar la confirmación oficial del viaje, algo que aún no se ha producido, las palabras del Papa Francisco nos llenan de inmensa alegría ante la probabilidad real de contar con su presencia en una efeméride de tanta importancia como la que vamos a celebrar en nuestra diócesis.
Acogemos esta noticia con gran gozo y satisfacción. Todos los españoles, y los abulenses en particular, hemos de disponer nuestro espíritu para acoger la previsible visita del Santo Padre que pondría el punto culminante a las celebraciones en honor de Santa Teresa de Jesús, hija singular de la Iglesia. En todo caso, debemos esperar la confirmación oficial de este posible viaje, todavía no decidido, así como su fecha y otras circunstancias.
• Jesús García Burillo
Obispo de Ávila

lunes, 18 de agosto de 2014

Si quieres romper con tu novia, acuéstate con ella


Entre las mujeres nacidas a finales de los años 60, se han separado en los primeros cinco años de matrimonio, entre las que cohabitaron previamente, una cuarta parte, y de las que se casaron directamente, sin cohabitación previa, algo menos del cuatro por ciento.




 
Cualquier persona que tenga un mínimo contacto con jóvenes sabe lo enormemente extendidas que están las relaciones prematrimoniales plenas entre los jóvenes. Las condiciones sociales, culturales y sobre todo ambientales, resultan hoy poco propicias para la castidad prematrimonial. La mayor parte de los jóvenes no han recibido una formación religiosa y moral adecuada y su educación sexual se ha reducido a una mera instrucción sobre cómo prevenir embarazos y enfermedades. Para mí no cabe la menor duda, y esa es mi experiencia de confesor desde hace muchos años, que las consecuencias de ello son sencillamente desastrosas.

En efecto desde el punto de vista religioso no hay que olvidar que “Dios es Amor” (1 Jn 4,8 y 16), y como el pecado es lo contrario al amor, lo que es pecado no favorece al amor ni lleva a la felicidad. Recordemos además que en Moral algo no es bueno o malo porque se mande o prohíba, sino que se manda porque es bueno y se prohíbe porque es malo. La Iglesia católica enseña que el sitio de las relaciones sexuales y de la plena comunión sexual es el matrimonio, pues “debe mantenerse en el cuadro del matrimonio todo acto genital humano” (Declaración de la Congregación para la Doctrina de la fe “Persona Humana”, nº 7). Además los novios “reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal” (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2350). Esta orientación moral parte del supuesto de que la relación entre los sexos sólo puede dar buen resultado cuando es veraz, cuando el lenguaje corporal es realmente expresión de una donación personal sin reservas. “En consecuencia la sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta el núcleo íntimo de la persona en cuanto tal” (Exhortación de san Juan Pablo II “Familiaris Consortio”, nº 11).

Desde un punto de vista humano, el quemar etapas no es conveniente. Estas experiencias sexuales, especialmente entre los jóvenes, corren el peligro de bloquear su desarrollo afectivo hacia la madurez. Al acostumbrarse a vivir la sexualidad al simple nivel del placer, uno se va haciendo progresivamente incapaz de experimentarla, incluso más tarde, como compromiso. Si el encuentro sexual es tan solo una búsqueda egocéntrica, impulsiva, uno se hace incapaz de sentirla como entrega y aceptación del otro, con lo que no logra vivirla como un proyecto amoroso y de fidelidad a largo plazo. Hay que hacer las cosas en su momento adecuado.

Las relaciones íntimas exigen un compromiso mutuo, porque cada persona entrega mucho de sí. La relación sexual completa debe expresar la presencia de un amor pleno, maduro, total y definitivo, y si no es así, no es correcta éticamente, pues un acto que es la máxima expresión posible de amor, no debe realizarse entre dos personas que, aunque estén unidas actualmente, todavía no han dado el paso de la entrega exclusiva. En el noviazgo el acto físico se realiza en el presente, mientras que la donación personal se llevará a cabo en el futuro: “me casaré contigo”.

La entrega prematrimonial no es plena, sólo parcial, quedándose fácilmente en simple satisfacción propia, por lo que no es raro que la amistad en la pareja no sólo no salga fortalecida, sino que quede dañada. Aunque aparentemente la convivencia previa parece que debería llevar a una mayor estabilidad del matrimonio, al saber ambos lo que es su vida en común, nos encontramos con que un estudio en España del Centro de Investigaciones Sociológicas (el CIS) titulado Encuesta sobre fecundidad y familia de 1995, confirmado por otros trabajos y estadísticas de Francia, Suecia y Estados Unidos, señala que entre las mujeres nacidas a finales de los años 60, se han separado en los primeros cinco años de matrimonio, entre las que cohabitaron previamente, una cuarta parte, y de las que se casaron directamente, sin cohabitación previa, algo menos del cuatro por ciento. Es decir, la cohabitación previa, con sus correspondientes relaciones sexuales, perjudica la estabilidad de la pareja y del futuro matrimonio.

Los motivos para ello son la inseguridad personal, el propio miedo al fracaso y a la soledad, el desconocimiento del sentido profundo del amor, y sobre todo una concepción discutible del matrimonio en la que está ausente la dimensión religiosa. Es una relación falta de compromiso, decisión y riesgo, que ignora o prescinde de la ayuda de la gracia, vicia sustancialmente el amor interpersonal, y hace que ante la más mínima dificultad, como no hay capacidad de sacrificio, se derrumbe la relación amorosa. En todo caso, no es precisamente un amor incondicional. Y es que “el amor humano no tolera la prueba. Exige un don total y definitivo de las personas entre sí” (Catecismo…, nº 2391).

Lo peor de este tipo de relación es que los novios, tanto ellos como ellas, tras haber tenido varias parejas con las que lo primero que han hecho es irse a la cama, se encuentran con que están llegando a determinada edad, sin pareja estable y ya sin posibilidades de formar una familia. A ese desastre les ha conducido esa concepción de la sexualidad que dice que ésta está al servicio del placer y no del amor, error que están pagando muy caro muchos de nuestros jóvenes actuales.